Riquelme: “Boca arriesga siempre, como Barcelona"

Gustavo Yarroch

El ídolo con cara de nada y talento infinito, el estratega que en la revancha ante Libertad aportó su capacidad de líder para que Boca sea nuevamente semifinalista de la Copa Libertadores, no para de recibir el cariño de los hinchas. En el predio de Casa Amarilla, lo divisan a lo lejos y se cuelgan de las rejas como si del otro lado estuviera la neumática Catherine Fulop. Le gritan “grande”, “genio”, “ídolo” y demás elogios por el estilo. El levanta la mano derecha a modo de agradecimiento y suelta una sonrisa tímida, una mueca leve que despierta más alaridos a la distancia. “El cariño de la gente me pone muy feliz. Yo soy tan hincha de Boca como ellos y verlos tan contentos me da alegría”, asegura a Ovación.

  En Asunción, Riquelme se puso el equipo al hombro. Fue el guía de sus compañeros, el conductor que les mostró que el camino para pasar de ronda era el de la pelota contra el piso y el juego asociado. Todos contribuyeron para la causa, pero ninguno tanto como él: es que las posibilidades de Boca parecen depender en buena medida de su inspiración. “Acá somos todos importantes”, afirma, reticente a que las loas recaigan sobre su persona.

  —¿A quiénes tenías de ídolos cuando eras chico?

  —A mí me pasó algo extraño, que era mirar por tele al Manteca (por el uruguayo Martínez), a Blas (Giunta), a Maradona, a Cani y después tuve la suerte de compartir vestuario con ellos. Son cosas que nunca me voy a olvidar.

  —¿Sos de mirar mucho fútbol o cuando estás en tu casa preferís hacer otras cosas?

  —Yo miro mucho fútbol. Sea el partido que sea, yo lo miro. Obviamente que si se trata de alguna copa europea o alguna selección importante, le presto más atención.

  —¿Hay algún equipo al que te guste mirar más que a otros?

  —Me gusta mucho ver jugar a Brasil. Cada vez que juegan, siento la obligación de mirarlos.

  —¿Y a nivel clubes?

  —El Barcelona intenta jugar siempre, es un buen equipo. Es un equipo que arriesga siempre, como Boca.

  —¿Quién fue el mejor técnico que tuviste?

  —Bianchi, sin dudas. Demostró ser el mejor y les sacó una gran ventaja a todos.

  —¿Es cierto que sos amigo personal de él?

  —Sí. Seguimos manteniendo una relación fuera de la cancha, algo que no me pasó con ningún otro técnico. Es más un amigo que un entrenador. Con él puedo hablar de la vida, le pregunto lo que sea. Me aconseja, lo considero uno más de mi familia.

  —¿Cuán importante te sentís para el equipo?

  —Yo digo que cada jugador está para cumplir una función. El Cata Díaz está para defender; Martín (por Palermo), para hacer goles; y mi función es ayudar a mis compañeros a manejar la pelota lo mejor posible y atacar todo el tiempo que podamos. Cuando el equipo no lo consigue, yo siento que es mi culpa. Ojalá que eso me suceda hasta el día que deje de jugar al fútbol.

  —Hay algunos que todavía te critican porque dicen que no corrés mucho, que te falta un poco de sacrificio.

  —Nunca me pidieron que me tirase al piso ni que corra a los contrarios, sino que trate de hacer jugar al equipo.

  —¿Boca es el mejor equipo de la Argentina?

  —Eso no lo sé. Lo que sí sé es que es un equipo que sabe muy bien lo que quiere y que sale a atacar en todas las canchas.

  —¿Te vas ganando la Copa y el torneo local?

  —En los dos torneos falta poco para el final pero a la vez falta mucho. No sé qué pasará, sólo puedo decir que Boca está bien y que a mí no me gusta perder a nada.

  —¿Vas a volver a la selección?

  —Ese es un tema del que prefiero no hablar. l