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 domingo, 27 de mayo de 2007  
Tres de cada diez alumnos argentinos sufre de sobrepeso

Buenos Aires.- De cada diez escolares argentinos, tres consumen más calorías que las que necesitan y tienen sobrepeso, porque su dieta es rica en hidratos y pobre en lácteos, frutas y verduras, y eso no depende del nivel de ingresos de sus padres, según un informe del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (Cesni).

Basados en encuestas alimentarias y mediciones de peso y talla en escolares de diferentes provincias y niveles sociales, los investigadores del Cesni advirtieron hoy que la obesidad es una de las enfermedades prevalentes entre niños y adolescentes.

Lejos de ciertas creencias populares que indican que los nenes gorditos son saludables, el informe advirtió que los kilos de más están asociados a la malnutrición y pueden esconder cuadros de anemia, déficit de calcio y vitamina C.

“Hay un exceso en la ingesta de calorías de chicos pobres y no pobres”, afirmó el médico nutricionista Sergio Britos, director del Cesni, quien dijo además que entre 25 y el 30 por ciento de los escolares argentinos se alimenta mal y no hace actividad física suficiente para mantener un peso adecuado.

El especialista explicó que en el caso de los niños obesos que son pobres inciden las dietas monótonas, concentradas en hidratos de carbono y azúcares.

Por su parte, en las clases medias y altas, que también muestran altos índices de sobrepeso, se ingieren demasiadas grasas, jugos y bebidas azucaradas.

Tanto en un caso como en el otro, señaló Britos, la mayoría de los estudiantes lleva una vida sedentaria: pasan muchas horas frente a la televisión o la computadora y hacen poca actividad física.

“La enfermedad actual prevalente entre nuestros jóvenes es la obesidad”, afirmó el nutricionista. “Si los chicos se pasan todo el día jugando a la PC o mirando tele y consumen altas cantidades de grasas y calorías, tenemos el «plato servido» para que aumente la obesidad”, consideró.

Según el Cesni, una organización con más de 20 años de trabajo y monitoreo en nutrición, el perfil de la dieta de los escolares argentinos se caracteriza por un muy bajo consumo de verduras frescas y frutas.

A esto le suman el progresivo reemplazo de leche por bebidas azucaradas como las gaseosas, un consumo de carne vacuna innecesariamente alto y un exceso en la ingesta de productos con alta concentración de azúcares y grasas.

“En una alimentación saludable -destaca la institución en un informe-, las bebidas azucaradas, dulces, golosinas y alfajores, no deberían aportar más del 10% o el 12% de la energía diaria”, pese a que las encuestas del Cesni hallaron que esos números, se duplican en muchos niños.

“No se trata de que los chicos dejen de consumir alimentos dulces y gustosos -concluyeron los expertos-, sino que aprendan a moderar su presencia en la alimentación diaria”.

No obstante, la tendencia al sobrepeso no es una problemática local: según el Comité de Nutrición de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics Committee on Nutrition), la prevalencia de la obesidad (OI) infantil en Estados Unidos se duplicó en los últimos veinte años.

“El 15,3% de los niños de 6 a 11 años y el 15,5% de los adolescentes de 12 a 19 años en Estados Unidos tienen obesidad infantil”, señala el organismo, en un documento que publica la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), en su página web.

Para los pediatras estadounidenses, la “prevalencia creciente de la obesidad infantil” requiere de estrategias de prevención y detección precoz en la consulta pediátrica.

“La probabilidad de la OI de persistir en la adultez es del 20% a los 4 años de edad, y 80% en la adolescencia -señalan-. Se considera que los efectos sobre la salud en el futuro, serán mayores que los atribuibles al tabaquismo”.

Entre los factores que influyen en el desarrollo de sobrepeso, el informe de la Academia Americana de Pediatría menciona la interacción entre factores genéticos, biológicos, psicológicos, socioculturales y ambientales.

Igual que el Cesni, la entidad aconseja promover “patrones de alimentación saludable” que incluyan frutas, verduras, lácteos y granos enteros y favorecer la autonomía de los niños en la auto-regulación de la ingesta, modelando la elección de alimentos hacia los más saludables. (Télam)


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