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 domingo, 27 de mayo de 2007  
Planificar las finanzas antes de dar el sí
Un especialista explica cómo resguardar los bienes en el matrimonio

Patricia Martino / La Capital

“Hasta que la muerte nos separe”. La frase que sella el compromiso matrimonial bien puede servir para tranquilizar la conciencia de los consortes al momento de la alianza, pero puede ser un arma de doble filo si la unión se deshace. Por eso, analizar la planificación financiera para lograr las metas propuestas por la pareja puede evitar dolores de cabeza.

Leonardo Glikin, consultor en planificación patrimonial, sucesoria y financiera explicó que en estos tiempos es clave “compatibilizar criterios y expectativas cuando dos personas deciden casarse”.

El también presidente de la Asociación Civil Consejo Argentino de Planificación Sucesoria (Caps) —que desarrolla actividades para la planificación en familia y en empresa— señaló que para ponerse de acuerdo en este tema en primer lugar hay que analizar las diferencias económicas entre ambos contrayentes, de las respectivas familias (lo que va a tener incidencia en función de potenciales herencias, respaldo económico de la pareja, etcétera), la decisión respecto de si ambos van a trabajar, o sólo uno de ellos, y las metas respecto del dinero, es decir, si quieren mejorar su estatus económico. ¿Hasta dónde?, ¿cuáles son los principios y valores de cada uno en relación al dinero?, son algunas de las cuestiones sobre las cuales la pareja debe interrogarse antes de colocarse el anillo.

El especialista precisó los ejes legales y aseguró que el matrimonio da derecho a alimentos del cónyuge, mientras dura el vínculo o para el cónyuge inocente en caso de separación, porque con este vínculo se conforma una sociedad conyugal. Esto significa que al disolverse el matrimonio, el 50% de los bienes gananciales corresponde a cada uno y en cambio, el cónyuge tiene derecho al fruto de los bienes propios.



Para evitar sorpresas

Glikin recomienda encarar una planificación financiera realizando reuniones conjuntas para pensar en las metas que cada uno desea y diferenciar a aquellos bienes que vienen de antes. Como primera medida advierte que la tendencia europea es que sea una prioridad la constitución de un seguro de vida para proteger a uno u otro cónyuge si ocurre un fallecimiento. “La planificación sirve para poner blanco sobre negro y evitar futuras crisis. Hay que partir de un lugar común”, dijo.

“Todos nos casamos para toda la vida... cada vez que nos casamos”, bromeó el abogado y detalló minuciosamente los pasos a seguir cuando el camino lleva al divorcio. “En un buen divorcio, las dos partes pierden y hasta saben que pierden. Pero un buen divorcio no es una situación de ganar-ganar, como se dice en el ámbito de la negociación y de la mediación. Un buen divorcio es, en todo caso, una situación de compartir las pérdidas”, subraya.

Para Glikin el divorcio es un proceso que comienza, se desarrolla y termina. “Aunque para quienes estén viviendo un divorcio complicado parezca imposible, sepan que... ¡el divorcio, alguna vez, termina!”, enfatizó y explicó que “durante el proceso muchas veces es necesario tomar recaudos especiales para proteger el patrimonio y el futuro propio o de los hijos. Y cuanto antes se adopten las medidas de protección, menos riesgo existirá de que alguno de los cónyuges sufra un daño irreparable. Porque, si uno de los dos se endeuda fraudulentamente o trata de ocultar su patrimonio a través de sociedades o de actos simulados, luego va a ser muy complicado el proceso de recomposición del patrimonio y de la relación personal.

“A veces llega a ser tan irreversible como cuando alguno de ellos se apropia de los hijos o cuando uno ejerce violencia contra el otro”, subrayó el presidente de Caps.

La idea de “contigo pan y cebolla” ya está demodé, hay que tener los ojos bien abiertos porque “las consecuencias son muy importantes”, advirtió.


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