|
domingo,
13 de
mayo de
2007 |
Levantó la cabeza
Aníbal Fucaraccio / Ovación
Central logró un triunfo indispensable. Evitó la asfixia y levantó la cabeza. Consiguió salir airoso del atolladero deportivo e institucional que representó la convulsionada semana canalla. Así, con más temple que ideas y con más decisión que recursos futbolísticos, el equipo de Carlos Ischia se impuso a Racing y retomó sus pulsaciones en el Clausura.
Los canallas ganaron con total justicia. Construyeron la ventaja desde su costado anímico. Tras un comienzo por demás de chato y desprolijo, donde los pelotazos desnudaron la falta de claridad para llevar a cabo los planes de vestuario, fue Central el que primero recompuso su sensación de equipo y fue convencido detrás del triunfo.
Con un mediocampo más atento y con Damián Díaz y Di María más movedizos, los auriazules lograron desestabilizar rápidamente la pobre resistencia racinguista. Y con una ráfaga de 25 minutos de juego aceptable consiguieron la diferencia y justificaron el premio mayor.
A los 8’, fue Ledesma el que guapeó por el centro del campo y sacó un remate bajo que contuvo Campagnuolo. Un minuto más tarde, el Vasco Azconzábal estuvo cerca de abrir el marcador con un cabezazo que besó el palo izquierdo tras un córner. A los 10’, Belloso se perdió una chance inmejorable sólo en el área, luego de una exquisita pared del Kily y Di María. Y los 18’, el Toti Ríos reventó el vertical izquierdo con un bombazo de lejos.
A los 31’ llegó el gol por decantación. Belloso inició el ataque en campo auriazul, Ríos habilitó a Angelito que apareció solo por su banda y remató por arriba de Campagnuolo pero Sosa logró despejar provisoriamente. Di María capturó el rebote, no repitió el error, calibró mejor la mira y convirtió con otro disparo cruzado.
Ese tanto fue una especie de desahogo y el punto de inflexión del rendimiento canalla. Desde allí no mantuvo la intensidad de sus ataques y se dejó torcer el brazo por el desgaste realizado. De a poco, Racing fue consiguiendo más protagonismo, aunque eso exhibía crudamente sus limitaciones.
El complemento mostró a la visita con la iniciativa y Central jugó a las respuestas. Costas hizo ingresar a Peralta pero nada podía modificar la angustiosa impericia de los de Avellaneda en los metros finales.
Bergessio tuvo la chance de empatar el partido a los 18’, pero se dejó comer por los nervios cuando Alvarez lo atoró y evitó la posibilidad de caer en un resultado injusto. Central caminaba por la banquina de la fatalidad sin necesidad. Pero la pobreza franciscana de los hombres de ofensiva de Racing garantizaban la recompensa canalla. Después, Andrés Díaz tuvo en sus pies la posibilidad de aumentar en el descuento pero no estuvo certero luego de eludir al arquero rival.
No hubo tiempo para más. Central no jugó bien pero ganó. Era lo que necesitaba. Y lo fue a buscar en el Gigante ante su gente. Por eso tuvo su merecido alivio de luto.
enviar nota por e-mail
|
|
|