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domingo,
13 de
mayo de
2007 |
La victoria era lo único importante
Nadie dudaba de que anoche las necesidades corrían del lado de Central. La caída en el clásico, la curva descendente en el rendimiento futbolístico de las últimas fechas y la crisis institucional que se desató tras la derrota con Newell’s configuraron un tablero de acción muy agitado. Pero ese cuadro de tensión y ansiedad no nubló las ambiciones del equipo de Ischia que logró un triunfo sin discusiones, forjado con el corazón.
Por suerte para los auriazules, el inevitable cuadro de angustia pos clásico pudo transformarse en una victoria salvadora. Es cierto que la puesta en escena estuvo lejos de ser convincente. Pero eso es harina de otro costal.
En este caso, lo urgente se convirtió en lo importante. Y los tres puntos ante Racing fueron un auténtico bálsamo de resurrección.
Central debía reconstruir el orgullo perdido. Y también estaba obligado a superar el pobre rendimiento evidenciado en el parque Independencia en la jornada anterior. Y en ambos sentidos dio pasos concretos hacia adelante.
El tanto de Di María elevó la autoestima colectiva. Seguramente no tapará la aflicción del clásico pero está en condiciones de tomarse como una necesaria plataforma de despegue, deportiva y emocional. A partir de ahora, Central comienza otro torneo. Tiene cinco fechas para dibujar su nuevo perfil.
El refrán de Julio Grondona reza: “Todo pasa”. Y si bien ese axioma está lejos de tener en cuenta las heridas del corazón, sirve para adoptar una postura de recuperación. Sólo el tiempo, y la revancha en el próximo torneo, logrará cicatrizar semejante golpe. Pero Central no está en condiciones de obnubilarse con el desquite. Mientras tanto tiene que darle forma y contenido al proceso de Ischia. Y sumar puntos para alejar fantasmas.
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