|
domingo,
13 de
mayo de
2007 |
Dura condena del Papa a la sociedad de consumo
Benedicto visitó un centro de rehabilitación de adictos a las drogas y al alcohol
Guaratingueta, Brasil. - El Papa Benedicto XVI condenó ayer en Brasil a la sociedad de consumo durante una visita a una granja de rehabilitación en la que abrazó y besó a jóvenes adictos en tratamiento, a quienes pidió que sean "embajadores de la esperanza". En su cuarto día de visita al país con la mayor población católica del mundo, el Papa llegó en un automóvil cerrado a la Hacienda de la Esperanza, una bucólica finca asentada en un verde valle de la localidad de Guaratingueta, a unos 170 kilómetros de San Pablo, que atiende a más de 2.000 jóvenes víctimas de dependencia a las drogas y alcohol, algunos de ellos enfermos de sida.
"En esta Hacienda de la Esperanza, donde hay tantas personas, principalmente jóvenes, que buscan superar el problema de las drogas, del alcohol y de la dependencia química, se testimonia el Evangelio de Cristo en el medio de una sociedad consumista alejada de Dios", dijo el Papa, recibido con cantos religiosos y vivas.
Adictos ya recuperados presentaron una obra de teatro en la que contaron su historia a Benedicto XVI, quien acompañó concentrado las actuaciones desde una capilla abierta con techo de paja. Luego, saludó y abrazó efusivamente a todos los protagonistas.
El Papa hizo referencia al problema de las drogas, condenando la violencia y la degradación humana que promueven, en un país que vive a diario sangrientos enfrentamientos provocados por bandas ligadas al tráfico, que han llegado incluso a paralizar con acciones delictivas la vida de millones de personas.
"Brasil posee una estadística, de las más relevantes, en lo que dice respecto a dependencia química de drogas y estupefacientes. Y América latina no se queda atrás. Por eso, digo a los que comercializan la droga que piensen en el mal que están provocando (...) Dios les va a exigir explicaciones", dijo el Pontífice. "La dignidad humana no puede ser pisoteada de esta manera", agregó en su mensaje más enérgico desde que llegó el domingo a Brasil.
Tras el pronunciamiento papal, varios jóvenes que residen en algunos de los centros relataron al Pontífice sus historias, en crudos testimonios en los cuales, entre lágrimas, recordaban su pasado y agradecían al fraile Hans, al Papa y a Dios el poder estar vivos.
Con fieles
Al término de la ceremonia y antes de regresar al seminario donde se alojó en la ciudad de Aparecida el Papa caminó sonriente entre una multitud reunida en la granja y estrechó la mano de cientos de personas pese a la notoria preocupación de sus custodios Ahora estoy feliz porque tengo paz en mi corazón dijo Andrei Shirshkin un joven ruso de 26 años que fue adicto a la heroína durante 12 años y que tiene marcas imborrables en los brazos causados por sus varios intentos de suicidio
La emoción embargó a Benedicto, que tras despedirse de los jóvenes donó 100.000 dólares al centro de rehabilitación, dirigido por un sacerdote franciscano.
El exitoso programa de recuperación de Hacienda de la Esperanza, dirigida por el fraile alemán Hans Stapel, está basado en la lectura de la Biblia y en una disciplinada vida religiosa, una terapia que según sus responsables permite la rehabilitación de un alto porcentaje de enfermos, provenientes de distintos países.
En Aparecida, la ciudad que lleva el nombre de la virgen morena y patrona de Brasil, Benedicto XVI se reunió con obispos latinoamericanos, antes de inaugurar hoy la V Conferencia episcopal de la región, que debe servir para guiar la acción de la Iglesia en los próximos años.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
El Papa se refirió al problema de la droga.
|
|
|