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domingo,
11 de
febrero de
2007 |
La procesión del
Kily va por dentro
La muestra más acabada de que Central no llega al arranque del torneo con el equipo que en un primer momento se había proyectado es el semblante que domina a Christian González. El capitán canalla anda cabizbajo, con carácter irascible y con pocas ganas de exteriorizar sus sensaciones. No es normal que una persona tan sanguínea como él haya decidido no hablar con la prensa hasta vaya saber cuando.
El Kily es un viejo conocedor de todos los tiempos del fútbol. Intuye como pocos cuando el escenario está preparado para dar el gran salto. Y se da cuenta que este Central, al menos, no hizo bien los deberes antes de dar el examen.
En el pensamiento del Kily no es un tema menor la situación conflictiva que está atravesando Roberto Acuña con Deportivo La Coruña, su anterior club. El Toro es su amigo y si arregló en Central fue pura y exclusivamente por su gestión. Tampoco le gustó que se demorara tanto la firma del contrato del Toti Ríos. Ni hablar lo del colombiano Arrechea. Es que para él no cabe otra que apostar fuerte hasta las últimas consecuencias. Pero la realidad institucional y financiera del club chocó de bruces con sus intenciones. Apenas cenizas quedaron de aquella patriada que intentó jugarse cuando viajó a España para gestionar y convencer a algunos de los amigos que dejó de su redituable paso por Europa. En algún momento se mencionó al uruguayo Alvaro Recoba y hasta se fantaseó con Roberto Ayala.
Nadie mejor que González para tomarle temperatura al momento futbolístico de su amado Central. Su idea fija es salir campeón. Y no se dará por vencido hasta conseguirlo. Pero también sabe que, a priori, en el Clausura no se formó un equipo para lograr esa meta.
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