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domingo,
24 de
diciembre de
2006 |
Tensión en aumento. Teherán rechazó como "ilegal" la resolución y prometió seguir adelante con el enriquecimiento de uranio
La ONU sancionó de forma unánime a Irán por su plan nuclear
El Consejo de Seguridad impuso un embargo sobre tecnología atómica y misilística al régimen islámico
Nueva York. - El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impuso de forma unánime sanciones al comercio de materiales nucleares sensibles y misiles balísticos a Irán, en una medida que apunta a que Teherán detenga su programa de enriquecimiento de uranio. Esta actividad puede conducir a la creación de armas atómicas. Irán reaccionó con furia ante la resolución, a la que calificó de "ilegal". Israel, por el contrario, saludó la decisión de Naciones Unidas contra su gran enemigo.
"Hoy estamos situando a Irán en la pequeña categoría de Estados bajo sanciones del Consejo de Seguridad", dijo el embajador estadounidense, Alejandro Wolff, al Consejo antes de la votación por 15-0. Entre estos votos se contó el de Argentina, integrante no permanente del Consejo. La resolución fue presentada por el Reino Unido, Francia y Alemania. En el texto se insta a Irán a suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio y el desarrollo de un reactor de agua pesada, como exige la Agencia Internacional de Energía Nuclear (Aiea).
Irán condenó inmediatamente la resolución de la ONU como "ilegal" y dijo que no iba a afectar sus "actividades nucleares pacíficas".
El centro del conflicto
El núcleo del conflicto reside en que Teherán, luego de 18 años de ocultar totalmente su programa nuclear pese a ser firmatario del Tratado de No Proliferación nuclear, realiza actividades sensibles, como el enriquecimiento de uranio, sin el contralor de la Aiea, la agencia de control nuclear de la ONU. El enriquecimiento de uranio sirve para proveer de combustible a centrales nucleares de agua pesada, que generan electricidad. Pero el uranio que se utiliza para esto está enriquecido al 5%; si en cambio se continua con el procedimiento hasta niveles superiores al 80%, se está ante un material sólo útil para armar bombas atómicas. La Aiea alcanzó a detectar en sus inspecciones en Irán, antes de verse vedado el ingreso, vestigios de uranio altamente enriquecido.
Este dato, junto al ocultamiento del programa durante casi dos décadas hasta que fue descubierto en 2003 por satélites, son datos contundentes para EEUU y Europa, que están seguros de que el régimen islámico iraní procura por todos los medios tener la bomba. El avanzado programa de misiles de largo alcance de Irán parece convalidar esta sospecha, ya que el costo multimillonario de un misil con un alcance de miles de km sólo puede "amortizarse" en términos militares si sirve para portar un arma nuclear.
Pese a todo, Irán insiste en que su programa nuclear es pacífico. Otro punto que resta credibilidad a esta afirmación es que Irán es una gran potencia petrolera: teniendo acceso al petróleo a bajo costo, y no al alto precio internacional, sería lógico que impulsara un programa de construcción de usinas térmicas, en lugar de nucleares.
Lo realmente fuerte de las sanciones es la prohibición sobre las importaciones y exportaciones de materiales peligrosos y tecnología relacionada al enriquecimiento de uranio, su reprocesamiento y reactores de agua pesada, al igual que sistemas de misiles balísticos.
En Teherán, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Mohammad Ali Hosseini dijo a la televisión estatal que la resolución "no puede afectar ni limitar las actividades nucleares pacíficas de Irán pero va a desacreditar las decisiones del Consejo de Seguridad".
En Naciones Unidas, el embajador de Teherán ante la ONU, Javard Zarif, acusó al Consejo de Seguridad y a Estados Unidos de tener una doble moral por castigar a Irán mientras ignora el presunto arsenal nuclear de Israel. La resolución está enmarcada dentro del Capítulo VII, artículo 41, de la Carta de la ONU, que restringe la acción a medidas no militares.
El embajador ruso de la ONU Vitaly Churkin enfatizó este punto. El presidente ruso, Vladimir Putin, cuyo gobierno dudó hasta último minuto sobre el apoyo a la resolución y logró frustrar partes del boceto original, llamó al presidente estadounidense, George W. Bush, ayer luego de revisar la medida, acordada después de dos meses de negociaciones intensas.
"Rusia ve esta resolución como un mensaje serio a Irán con respecto a la necesidad de cooperar más abiertamente con la Aiea para levantar o resolver las cuestiones pendientes en relación a su programa nuclear", dijo Churkin al Consejo. Un reactor de agua liviana que Rusia construye actualmente en Irán no será afectado por la resolución, que sanciona la tecnología de agua pesada, dado su carácter "dual", o sea, civil y potencialmente militar.
Beneplácito de Israel
En Israel las sanciones a Irán fueron recibidas con beneplácito. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Mark Regev, declaró a la agencia Efe que "Israel da la bienvenida" a la medida, que consideró "una declaración importante hecha por la comunidad de naciones y una expresión de la determinación para que Irán no desarrolle armas nucleares". Aseguró que se trata de "un importante paso en el camino para impedir la proliferación nuclear iraní". Por otra parte, fuentes del Ministerio israelí de Defensa, expresaron al respecto que la comunidad internacional "necesitará continuar demostrando determinación para alcanzar el objetivo de bloquear el proyecto nuclear iraní". El régimen islámico de Irán ha dicho, especialmente desde que en 2005 asumió el presidente Mahmud Ahmadineyad, que Israel será "borrada del mapa". Si Irán lanzara un ataque, sus misiles tardarían pocos minutos en alcanzar Israel. La pequeñez del territorio israelí y la concentración de su exigua población la hacen muy vulnerable a un ataque nuclear.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, pidió a Irán que se decante por el diálogo para evitar el aislamiento de la comunidad internacional, poco después de la aprobación de la resolución. "Invito a las autoridades iraníes a optar por el diálogo y a volver a la mesa de negociaciones", subrayó Douste-Blazy, que insistió en la voluntad francesa de seguir trabajando para que prevalezca "el camino del diálogo".
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El embajador iraní en la ONU, Javard Sarif, repudió con furia la resolución.
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