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 sábado, 16 de diciembre de 2006  
Desde 2007 el área volverá a ser modalidad específica del sistema
Tres de cada 10 alumnos de primarias de adultos tienen menos de 15 años

Matías Loja / La Capital

La cifra a simple vista alarma y desconcierta, al menos a quienes no están habituados a ciertas variables del sistema. Un treinta por ciento de los alumnos de las escuelas primarias de adultos del país son chicos entre 12 y 15 años. El dato lo dio a conocer el especialista Manuel Gómez, coordinador del área de Jóvenes y Adultos del Ministerio de Educación nacional, quien marcó a esta problemática como una de las prioridades que el gobierno se plantea atender en este sector, que con la nueva ley, volverá a ser una modalidad del sistema.

Incluir a cerca de un millón de jóvenes y adultos que no cuentan con ninguna instrucción parece ser uno de los desafíos principales que tiene hoy el sistema educativo argentino. Una de las deudas sociales más profundas que requiere hoy de una atención efectiva para saldar definitivamente una brecha que, en un país con la tradición en la enseñanza como la Argentina, parece absurda.

Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), del año 2001, indican que 961 mil personas mayores de 15 años, sobre un total de 26 millones, no poseen instrucción alguna. Una población, que junto a los 9 millones que no completaron la escuela primaria y secundaria, es una de las prioridades mencionadas en la ley de financiamiento educativo (que se fija como meta pasar del 4 al 6 Por ciento del PBI en educación para el 2010). Norma que insta a lograr que los jóvenes no escolarizados, que por su edad deberían estar incorporados a este nivel, ingresen o se reincorporen y completen sus estudios, así como erradicar el analfabetismo en el país.

“Cómo diría el ministro Filmus, lo peor que podríamos hacer es llegar al 2010 con el dinero suficiente pero sin lograr transformar el sistema”, asegura Manuel Gómez, quien estuvo en Rosario a principios de mes, en una charla con directores de escuelas de adultos para debatir sobre los desafíos principales del área.

Profundizar la investigación pedagógica en educación de adultos, mayor flexibilidad de las instituciones que poseen este tipo de oferta de enseñanza y consolidar la vinculación con el mundo del trabajo son algunos de los temas que el funcionario nacional marcó como ejes en enseñanza de adultos para el 2007, cuando de la mano de la nueva ley de educación nacional volverá a ser una modalidad específica, a diferencia de lo que indicaba la ley federal, que la relegaba dentro de los regímenes especiales.

“En el contexto de una sociedad donde el conocimiento ocupa un lugar central, y que además se renueva velozmente, una persona analfabeta o que no haya logrado el dominio de los códigos de la cultura de este tiempo está prácticamente condenada a la exclusión y la marginalidad”, destaca el documento base que el Ministerio de Educación nacional distribuyó a mediados de año para debatir en las escuelas la nueva legislación.

Para el coordinador nacional de Adultos, desde el ministerio se viene “trabajando en los últimos años en algunas medidas importantes sobre el tema, como la relación del programa de terminalidad de la educación media y de educación básica con el Ministerio de Trabajo”. El programa de alfabetización Encuentro (en coordinación con organizaciones sociales) la incorporación del área en las metas de la ley de financiamiento y la vinculación con la ley de educación técnico profesional son para Gómez otros de los avances logrados en los últimos tiempos que permiten aventurar un compromiso mayor con el sector. Indicadores que para el funcionario se coronan con la reaparición de la educación de jóvenes y adultos como modalidad en la flamante ley de educación.

Pero más allá de las respuestas específicas hacia esta población, una variable por demás de significativa se asoma en la cotidianeidad del área. Se trata de la realidad de aquellos chicos que, producto de situaciones como problemas de aprendizaje, la incapacidad institucional de contenerlos, o incluso por trabas sociales como el trabajo infantil, cursan sus estudios en escuelas para adultos, cuando muchos aún son casi niños.

Así lo afirma el responsable nacional de Educación de Adultos, Manuel Gómez, quien indica que cerca de un 30 por ciento de los estudiantes de primarias de adultos (casi 41 mil de un total de 136.354) son en realidad chicos de entre 12 y 15 años.

La legislación indica que pueden ingresar a esta modalidad del sistema desde los 14 años, pero como en muchos otros casos, la realidad social hace mella en las escuelas de adultos, que deben hacer frente a este estado de situación del que no pueden desentenderse.

“Estos chicos no tendrían que estar en adultos, pero si no están acá no estarían en ningún lado”, destaca Manuel Gómez sobre esta franja etaria en la modalidad. Problemática que desde el ministerio proponen atender desde el año próximo mediante programas específicos para que esta población de 12 a 15 años que está en las primarias para adultos pueda volver a reinsertarse en la escuelas primarias comunes.

Un problema que, según afirma el funcionario nacional, estuvo desantedido por mucho tiempo, pero que ya es hora de revertir, por ejemplo mediante becas, para que la solución no sea sólo pedagógica, sino que también se ataquen las causas materiales de esta realidad. “Pero lo que no queremos hacer es que, habiendo generado las posibilidades materiales, cuando los chicos vengan a la escuela no tengan una propuesta adecuada a sus necesidades”, concluye Gómez.
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El responsable de Adultos propone mayor flexibilidad institucional.

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