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sábado,
16 de
diciembre de
2006 |
La tensión política dominó
la cumbre de los cancilleres
Los avances logrados en la reunión del Consejo del Mercado Común del Mercosur, no fueron suficientes para eliminar la tensión generada por la llamada "guerra de las papeleras" entre Argentina y Uruguay.
De la reunión de Brasilia participaron los ministros de Economía, presidentes de los bancos centrales y cancilleres de los países miembro del bloque. Pero en los hechos, los encuentros transcurrieron por carriles separados.
Mientras en el área económica, ministros de Economía y banqueros avanzaron en la convergencia macroeconómica, los cancilleres tuvieron más trabajo para contener los conflictos políticos entre los socios.
El canciller uruguayo, Reinaldo Gargano, se quejó ante el Consejo Mercado Común por los cortes de rutas realizados en Argentina, en protesta contra la decisión del gobierno de Montevideo de autorizar la construcción de una planta de celulosa de la empresa finesa Botnia en la ciudad uruguaya de Fray Bentos, en la frontera con Argentina.
Gargano sostuvo que esas protestas violan las normas de libre circulación de mercaderías y personas, previstas en el estatuto jurídico del Mercosur, y se quejó de que el gobierno argentino de Néstor Kirchner se ha mostrado reacio en frenar esos actos.
A su vez, el canciller Jorge Taiana denunció la aplicación de aranceles ad valorem por parte de Uruguay a algunos productos importados de provincias argentinas que conceden incentivos fiscales a sus industrias.
Esa norma uruguaya es "claramente violatoria de las obligaciones del Mercosur", sostuvo el canciller.
Por otra parte, el canciller brasileño, Celso Amorim, aprovechó la reunión para atenuar el malestar creado por las críticas al Mercosur formuladas por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante la Cumbre Sudamericana de Cochabamba.
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