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sábado,
16 de
diciembre de
2006 |
Las víctimas de los ataques
Tanto el concejal radical Jorge Boasso como su par Daniela León fueron el blanco de los taxistas que el miércoles llegaron al Concejo para participar de las sesión donde se aprobaron las 500 nuevas chapas que pasarán a formar parte del sistema de transporte público de taxis de la ciudad.
"Todos los integrantes del cuerpo coincidimos en que esto no fue una agresión a mi persona, sino a todo el Concejo como cuerpo constitucional. Es muy grave lo que pasó. Por eso evaluamos elaborar un proyecto para que los responsables, que son un grupo menor, que no representan a todos los tacheros, sean sancionados como mínimo con la suspensión de la licencia o retiro de la misma", indicó Boasso visiblemente indignado.
El edil volvió sobre un latiguillo que no se cansa de repetir. "Hay que hacerles entender a los taxistas que son un servicio público. Se les otorga la chapa pero indirectamente son empleados de la administración pública. No pueden patotear, injuriar y putear libremente. Las sanciones deben ser ejemplificadoras", resumió.
Por su parte, la concejala León no salía del estupor por el mal momento que debió soportar. "Cuando salí del Concejo mi auto estaba rodeado de taxistas y las cuatro ruedas desinfladas, además de un lateral rayado. Lo peor es que en la gomería me dijeron que no eran pinchazos, sino cortes que se hicieron, por lo menos, con un cuchillo o navaja", recordó León.
"Yo nunca vi este nivel de violencia, este acto de intolerancia. Es muy grave lo que pasó", señaló la concejala. Además recordó que siempre tuvo un diálogo abierto con el sector. "Esto aparecía como algo consensuado, aunque a la luz de los hechos y de la evaluación que hicimos con los demás concejales, seguiremos adelante con las denuncias para no dejar pasar semejante acto", sentenció León.
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