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sábado,
25 de
noviembre de
2006 |
El último suspiro
Central logró una victoria agónica ante Quilmes
Lucas Vitantonio / Ovación
A la noche de Arroyito no le faltó ningún condimento. Ni futbolístico ni emocional. Central jugó un primer tiempo paupérrimo y se fue al vestuario en desventaja, derrotado justamente por un rival humilde aunque eficiente y ordenado. En la etapa inicial el canalla no dio dos pases seguidos y hasta mostró falta de enjundia para recuperar la pelota. La historia cambió absolutamente en el complemento. El conjunto auriazul salió hecho un demonio y arrolló a su oponente. Le movió la pelota en el medio, lo desbordó por las bandas y lo noqueó en el área. Pasó al frente en el marcador sin objeciones. Increíblemente volvieron a asomar los fantasmas y llegó el empate quilmeño. Pero cuando no había más tiempo Central abrochó una victoria vibrante, agónica, que colmó de felicidad a los corazones guerreros. Perdía, lo ganaba, se lo empataron y en el epílogo se quedó con el triunfo. Vivió todas las sensaciones y terminó abrazado al mejor resultado.
Al igual que en la fecha pasada ante Arsenal, Central entró a la cancha bostezando. En toda la etapa inicial tuvo un semblante deslucido, no hizo pie a la hora de administrar el juego y hasta careció de firmeza para despojar al adversario de la pelota. Tal fue el desconcierto canalla que en los primeros 20 minutos no pudo ni siquiera arrimarse al área cervecera. Ante ese panorama favorable los dirigidos por Pogany fueron ganando confianza y casi sin proponérselo se adelantaron en el marcador.
Ojeda despejó al córner un cabezazo esquinado de Manzanares. Y del tiro de esquina llegó la apertura. El centro vino desde la derecha y tras una desinteligencia en el área, Soria remató a ras de piso y clavó el primero.
Recién a los 23' el canalla se despabiló. El Kily habilitó a Ruben y el delantero no pudo conectar ante el cierre justo del zaguero. Central sólo atinaba a tirar centros por la falta de juego asociado. Así Ruben falló de cabeza luego de un chanfle de Alemanno, primero, y de un pelotazo frontal de Ledesma, después. Quilmes pudo lastimar con una corrida de Rusculleda.
En el descanso Gorosito movió las piezas y apostó por un dibujo más ofensivo y con mejor pie. Además cambió la actitud porque los canallas soltaron el lastre y jugaron impulsados por nafta súper.
Apenas se habían jugado 16 segundos cuando Alemanno usó todo el ancho de la cancha y envió un centro atrás que el recién ingresado Di María mandó a la red con un remate soberbio. Central era una tromba. A los 10' Di María profundizó por izquierda y la cedió atrás para Ruben, quien facturó con un misil. Era 2 a 1 y ¿partido liquidado? Nada de eso.
El canalla volvió a fallar por vía aérea. Un centro frontal cayó en el segundo palo, luego del cabezazo la pelota derivó al punto penal e Ibáñez decretó la igualdad con un remate bajo. Fantasmas otra vez.
Lo mejor llegó en el final. Ruben aprovechó la asistencia de Wanchope y desplegó su categoría goleadora con un tiro cruzado. Luego De Porras capturó el rebote del disparo de Di María y facturó. Un partido con todos los condimentos, que el destino y el buen pie de algunos jugadores hizo que termine en victoria canalla.
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Fotos
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Los jugadores canallas se abrazan a una victoria necesaria.
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