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 sábado, 04 de noviembre de 2006  
Desolación. Un cortocircuito fue la casi segura causa de la tragedia en la vivienda de Callao al 1400
Un padre y sus hijas murieron en un incendio
Fallecieron por asfixia, según la autopsia. El era comerciante. Las chicas, de 15 y 13 años, estudiaban. Hubo conmoción en el edificio

Ariel Etcheverry / La Capital

Los tres cuerpos aparecieron inertes en una habitación del departamento de Callao 1457. Un hombre de 41 años y sus hijas de 13 y 15 fueron víctimas de un incendio que ayer a la madrugada destruyó un departamento de tres ambientes. El siniestro, por sus dimensiones, generó escenas de pánico entre los habitantes del mismo edificio, un condominio que se levanta a ambos lados de un pasillo interno, ya que en un momento se temió por su propagación.

La autopsia determinó que ningún integrante de la familia murió por la acción directa del fuego sobre los cuerpos sino por sofocación. Las quemaduras en la superficie de los cuerpos se produjeron post mortem. Padre e hijas perecieron por asfixia por inhalación de monóxido de carbono, según consignó a La Capital la médica Alicia Cadierno, del Instituto Médico Legal.

El fatal desenlace de lo que se presume fue un accidente también causó conmoción en los vecinos de la cuadra. Hubo algunas voces de bronca por lo que algunos denunciaron como una presunta demora de los Bomberos Zapadores en el rescate de las víctimas. A raíz de esos planteos, el fiscal de Cámaras José María Peña instruyó a un fiscal de primera instancia a abrir una investigación para establecer si hubo o no falencias en la respuesta de las autobombas.

"El primer llamado entró a las 4.37 al cuartel. Estuvimos en el lugar a las 4.41. Pero entiendo los reproches de los vecinos. En una situación así un minuto parece una hora", dijo a este diario el comisario mayor Sergio Frea, jefe de Bomberos Zapadores.

Todo comenzó entre las 4 y 4.30, en la planta baja de un complejo de viviendas de un piso (dos departamentos en la parte inferior y dos en la superior) ubicado en un pasillo de Callao entre Zeballos y 9 de Julio. Es un corredor ancho, en el que cabe perfectamente un automóvil grande y que llega casi hasta el corazón de manzana.

Ricardo Ramón Angeleri, de 41 años, y sus hijas María Eugenia, de 15, y María Fernanda de 13, vivían en un departamento compuesto por dos dormitorios, living-comedor, cocina y baño. Vivían los tres, ya que la madre y el padre de las chicas estaban separados hacía años.

Todo parecía indicar que las tres personas quedaron atrapadas en una de las habitaciones, donde habrían perecido por inhalación de monóxido de carbono. La misma suerte corrió el perro que era la mascota de la familia.

"Las víctimas no estaban muy quemadas si se tiene cuenta que el fuego destruyó todo el departamento. Por lo que se pudo ver dentro de la casa, es como que el padre se dio cuenta de lo que pasaba, intentó salir con las chicas, pero todos quedaron atrapados en el mismo cuarto", comentó un vocero de la seccional 6ª donde se lleva el sumario judicial, que supervisa la jueza de instrucción Alejandra Rodenas.

Las causas del accidente no se habían precisado formalmente anoche, pero ayer los peritos de Zapadores conjeturaban que pudo existir un desperfecto en la instalación eléctrica que generó un cortocircuito. Adolfo Patarone vive en el primer piso, justo arriba de la familia Angeleri, y fue el vecino que dio la voz de alerta por el incendio.

"Estaba durmiendo y me desperté por el olor a quemado. Cuando abrí la ventana el humo invadió todo el departamento. Enseguida todo quedó oscuro. No se veía nada. Mi madre tiene 80 años, entró en pánico y se encerró en la pieza. No podía llamar a los bomberos porque me desorienté, no encontraba el teléfono, después no encontraba a mi madre, parece increíble pero me perdí dentro del departamento. Entonces me asomé y empecé a gritar, pidiendo ayuda", rememoró Patarone, quien tuvo que arrastrar a su anciana madre hasta la terraza para salvar a ambos.

Los alaridos de Adolfo despertaron a sus vecinos de condominio. Dora, que vive en la planta superior, y Cristian, que ocupa el departamento contiguo al de los Angeleri, coincidieron en que apenas abrieron los ojos se encontraron con una nube negra espesa y sofocante que transformó al pequeño edificio en una chimenea. "Si Adolfo no nos despertaba a los gritos creo que nos moríamos todos", reflexionó la mujer con el llanto contenido. Al encontrarse con las llamas, la mayoría huyó hacia la azotea en busca de aire puro. Otros lograron salir al pasillo.

"Del departamento del muchacho (por Angeleri) salía muchísimo humo por la puerta, incluso fuego por la ventana. Fue terrible. La desesperación y la impotencia que sentís no puedo describirla", agregó Cristian. Los Bomberos Zapadores llegaron y comenzaron a atacar las llamas, pero el incendio ya había tomado una dimensión que incluso llegó a hacer temer una expansión a casas linderas. Los socorristas intentaron ingresar a la vivienda, pero para cuando pudieron sortear el fuego y el humo se encontraron con el peor de los cuadros: los tres ocupantes estaban desvanecidos.

Una de las adolescentes y el padre ya estaban muertos, mientras que a la restante lograron sacarla con un hilo de vida. Expiró mientras le hacían maniobras de reanimación.

Los vecinos que hablaron con La Capital dijeron que el operativo de rescate tuvo falencias. "Tardaron en llegar. Se preocuparon más en barretar las rejas de la ventana que por entrar por la puerta principal. No tenían máscaras antihumo. Además al principio dudaban de que hubiera gente adentro. Nosotros estábamos seguros que al menos estaban las chicas. Al final se convencieron cuando encontraron los cuerpos", bramó un vecino.

El jefe de Bomberos trató de contemporizar. "Yo no quiero polemizar con los vecinos. Sólo digo que sabiendo que hay una vida humana en juego siempre hacemos lo posible por salvarla. Lo posible no implica arriesgar a un hombre en cualquier circunstancia. Si hay 200 grados en una vivienda por la acción del fuego yo no voy a convertir a un bombero en otra víctima", sostuvo Frea.
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Así quedó el living de la casa. El humo negro y denso despertó a todos los vecinos.

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