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 miércoles, 01 de noviembre de 2006  
Viajeros del tiempo

Propuesta de creación de un barrio de aislamiento para los enfermos contagiosos

El doctor R. Vila Ortiz nos hizo llegar esta original nota: "Ya van dos años que la viruela existe en esta ciudad con carácter epidémico y todavía no hay indicios de su próxima desaparición. Esto se debe, no al estado higiénico del Rosario, sino al carácter de excesiva contagiosidad de la enfermedad. Por esto, todo plan tendente a combatir una epidemia debe basarse, en primer lugar, en el aislamiento de los casos producidos. Esto es sencillo en los casos de los desheredados de la fortuna que no tienen hogar ni medios de subsistencia, pero si el enfermo tiene una familia, prefiere hasta morir antes que abandonarla. Es indudable que los enfermos tienen mucha más probabilidad de curarse en los hospitales que quedándose en sus casas, en malas condiciones higiénicas, mal cuidados y peor alimentados, pero ¿es humano arrancar a un enfermo de su hogar, contra su voluntad? No, por cierto, y sin embargo estamos convencidos de que el aislamiento es indispensable. Hoy día se exige a los médicos que denuncien a los enfermos infecciosos a la Asistencia Pública, pero si el médico cumple con ese deber pierde al cliente, el que sólo ve en él a un policía. Y la Asistencia Pública, ¿qué hace? Va a la casa del enfermo, donde es recibida con el odio y el terror que sólo se profesa al más terrible de los enemigos, porque la gente cree que el único fin de su presencia es el de arrancar al paciente de su hogar para conducirlo a una casa de aislamiento. Este temor lleva a que la gente ignorante oculte por todos los medios posibles los casos infecciosos, llegando muchas veces al extremo de no llamar médicos por no exponerse a ser denunciados. Por otra parte, los más perseguidos por las enfermedades infecciosas son los pobres, los que viven en promiscuidad en una única pieza pequeña y sucia, albergue de toda la familia, pero a los que hablarles de aislamiento es como darles una puñalada. Por esto, nuestra idea es la de crear un barrio especial para los enfermos contagiosos, no lejos de la ciudad, con casitas de dos piezas. Allí podría atenderlo, además del médico, algún miembro de su familia. La creación de un barrio de aislamiento haría disminuir en un 80% el contagio y la mortalidad descendería considerablemente. Las familias y los enfermos aceptarían gustosos el nuevo sistema, ya que de antemano sabrían que van a ocupar locales limpios y alegres, sin promiscuidades, y bajo el cuidado de uno de los suyos. La extensión que deba tener ese barrio, así como las cuestiones de vigilancia y control, se tratarían por separado, ya que lo principal es que se cree ese barrio de aislamiento que haría fácil la tarea de extinguir cualquier epidemia que invadiera la ciudad. El Rosario tendría así el honor de ser la primera ciudad del país que encarara el problema de las epidemias con un criterio racional y científico".

Investigación y realización Guillermo Zinni ©

Fuente: La Capital
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