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 miércoles, 01 de noviembre de 2006  
De Misiones a Venado Tuerto

En una provincia de aquellas que desde el impuesto "centro" solemos llamar "periférica", un nuevo líder de aspiraciones bonapartistas sufrió una derrota contundente a manos de una coalición liderada por un cura y una monja _mal que le cueste al presidente aceptarlo_ de tendencias progresistas. Mientras tanto, en nuestra no-periférica ciudad de Venado Tuerto, enclavada en lo más rico del oasis sojero pampeano, otra elección tenía lugar el domingo pasado. Una sobre la que menos cámaras, ninguna nacional (es decir, porteña) hizo foco. Se renovaban las autoridades vecinales con flamante ordenanza que aseguraba la representación de las minorías. Los pocos vecinalistas supervivientes vieron cómo la elección era copada por el duelo entre dos grandes sectores: el del intendente Scott y el de su anatema lucifuercista, Jorge Viano. Pegado en mi caso a la pantalla de TN _puedo asegurar que los más de mis conocidos también_ la elección local fue una nota al pie del mediático show de brillos misioneros que consumí durante todo el domingo. Tengo suerte de contar entre mis amigos y conocidos a unos cuantos que, presionados por los altos precios inmobiliarios del centro, se han radicado en los barrios, que el pasado domingo se transformaron en campo de batalla. "No sé qué película estás viendo vos por la tele", me comento uno de mis neo-barriales amigos, "pero acá impacta ver el movimiento de remises trayendo y llevando gente a votar como si fueran vacas". Impresionaba ver también a tantos funcionarios y empleados municipales controlando y supervisando el movimiento de "libres" votantes de presumibles ingresos públicos. El resultado, una aplastante victoria de quien dispone de mayores recursos para, si no comprar, forzar "dependientes voluntades". Venado Tuerto, la ciudad de los 8.500 analfabetos, tiene otros tantos miles (imposible saber con precisión las cifras, ya que el municipio se niega a publicarlas) de personas dependiendo casi exclusivamente de los "planes sociales" y bolsones alimentarios. La política de promoción social venadense _al igual, oh sorpresa, que la misionera_ es también la de estimular la dependencia de los excluidos, la de volverlos funcionales a apartados que se eternizan en sus cargos. La sociedad de Venado Tuerto está integrada en gran parte por segundas, terceras y hasta cuartas generaciones de personas que jamás ingresaron al mercado laboral _es decir a la posible autonomía económica_. Antes la imposibilidad de acceder al trabajo venía de la mano del especulativo mercado liberado a su voluntad, hoy es el mismo Estado el que mantiene la lumpenización del entonces excluido. Venado Tuerto es la ciudad cuyo intendente (que presumiblemente irá por su tercera reelección) afirma que quien no trabaja es "porque no quiere". Sabe que insulta a quienes comen de la caja municipal. Es poco, frente a la extorsión del asistencialismo.

Tomás Lüders, DNI 26.389.215


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