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 sábado, 28 de octubre de 2006  
Banderazo de motivación
Unos 10.000 leprosos apoyaron al plantel de Pumpido en el Coloso del Parque

Una multitud rojinegra apoyó anoche al plantel profesional rojinegro, que se asoció a la fiesta que le prepararon los hinchas en cada cántico. Pese a que se viene un clásico devaluado por la posición de ambos en la tabla, el banderazo lo colocó en un sitio de máxima importancia y envolvieron a los jugadores en esa idea en una comunión que se hizo sentir hasta con luces de bengala y fuegos artificiales.

Unos 10.000 leprosos se fueron congregando desde hora temprana en el Coloso e hicieron una larga cola por las adyacencias del parque Independencia hasta que fueron habilitadas las puertas de ingreso de las dos bandejas de populares. Pese a que la entrada era libre y gratuita, se previó un adecuado operativo de seguridad, que incluyó hasta un cacheo exhaustivo para todos, aunque se colaron algunas banderas de Central que fueron exhibidas y que seguramente no entrarán mañana al Gigante.

El entusiasmo leproso comenzó mucho antes de la hora prevista, las 19.30 y se prolongó por casi una hora hasta que los jugadores dejaron el césped del Coloso alborozados, porque en todo momento se unieron a los cánticos que bajaban de las tribunas, hicieron rondas y se empujaron al ritmo del "se mueve, se mueve...".

La bandeja baja se completó y gran parte de la alta, mientras que habilitaron la platea del Museo, que albergó también una gran cantidad de público. La explosión mayor fue cuando, con Justo Villar al frente, el plantel que venía de entrenar en Bella Vista saltó a la cancha. Se encendieron infinidad de bengalas, explotaron varias bombas de estruendo y fuegos artificiales que iluminaron la noche del Parque más que las torres del estadio, cuyos faroles no fueron encendidos en su totalidad.

El técnico Nery Pumpido, que fue el último en entrar, guardó la compostura de su cargo y se mantuvo siempre aparte, como un espectador privilegiado, disfrutando, eso sí, lo que hacían sus dirigidos.

Una media vuelta olímpica fue el broche de una verdadera comunión hinchas-jugadores para el objetivo que los une de quedarse con el honor de la ciudad. Anoche unos y otros se regalaron una motivación que siempre suma.
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