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sábado,
07 de
octubre de
2006 |
Un pueblo transformado
en campo de batalla
Huanuni. - Perforaciones hechas por la dinamita y algunas manchas de sangre reseca quedaron regadas en una cancha de fútbol del barrio de Dolores, donde el jueves un choque armado entre mineros del estaño dejó 11 muertos y medio centenar de heridos.
No más de 15 metros separan a los dos bandos parapetados en riscos del cerro Posokoni, al que unos quieren tomar y otros defienden. Ambos bandos se lanzan dinamita -una práctica habitual entre los mineros bolivianos- para impedir el avance del otro. Las explosiones y los disparos de fusil no han cesado desde el jueves.
En el cinturón y en sus mochilas los mineros agrupados en cooperativas cargan cartuchos de dinamita listos para ser detonados. A 20 metros, trabajadores de la estatal Minera Huanuni también esgrimen armas. Algunos son adolescentes y se ven dispuestos a todo.
Algunas mujeres no han parado de orar por la paz en la iglesia del pueblo. Las más aguerridas, en cambio, portan palos y vigilan exaltadas el pie del cerro.
Los mineros de cooperativas intentaron tomar la mina el jueves, pero fueron repelidos por una fuerza militar y por los mineros de la compañía estatal. "Llovió dinamita", dijo el minero cooperativista Félix Condori.
En lo alto del cerro Posokoni operan los cooperativistas, mineros que trabajan por cuenta propia, agrupados en cooperativas. Pero allí los yacimientos están agotados, asegura Condori. En la parte baja, opera la empresa estatal. Los cooperativistas son 4.000 a 5.000 frente a 1.200 a 1.500 de la estatal Comibol. Los vecinos dicen que mineros desocupados, ahora cooperativistas, llegaron de otras minas. "Quieren apoderarse de Huanuni, pero esta mina debe quedar para nuestros hijos y nietos", dice María Aduviri.
Los estatales están decididos a defender su fuente de empleo, según su dirigente Jerson Mollinedo. "Queremos la paz, no queremos más huérfanos; pero no les vamos a ceder a los cooperativistas ni un milímetro más", indicó.
Temor a que se termine el estaño
Los cooperativistas exigen el retiro del contingente militar que protege a la mina estatal, pero los obreros de la compañía rechazan esa posibilidad. Cerca de un centenar de vecinos estaban parapetados en las puertas de la empresa para evitar que los militares se vayan. Algunas mujeres dicen que sus maridos quedaron atrapados desde el jueves en los socavones y que el aire podría agotarse porque las compresoras que envían aire fresco volaron por la dinamita lanzada por los cooperativistas.
Edgar Menacho, párroco de Huanuni, señaló que "los cooperativistas piden más concesiones porque cada vez son más, pero los asalariados no están dispuestos a ceder. El temor es que los cooperativistas agoten rápido el yacimiento".
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