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sábado,
07 de
octubre de
2006 |
Una larga experiencia traumática
Todo comenzó el 7 de febrero de 1998, cuando Carlos Meitín y Silvia Ricci detectaron que su hijo L., de por entonces 6 años, se quejaba por un dolor de muelas y decidieron recurrir a uno de los odontólogos de la Mutual de Asociados de Ciba. Según lo denunciado por los padres del menor -patrocinados por el abogado Pablo Barceló-, Marcos Villegas González se abocó al tratamiento utilizando una pequeña lima (o tiranervio), pero sin la máscara de protección correspondiente. Cuando se dio vuelta para buscar otro elemento de trabajo, en una maniobra considerada "imprudente" por los demandantes, el chico -bajo el efecto de la anestesia- se tragó el tiranervio. De inmediato, el odontólogo realizó maniobras para que el niño despidiera el elemento por vía oral. Pero fue infructuoso, por lo que confió en que la pequeña lima sería expulsada en forma natural. Por sus características, el tiranervio terminó alojado en el duodeno, acarreando una experiencia traumática para L. y sus padres, que incluyó dos intervenciones quirúrgicas, internaciones y tratamientos médicos.
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