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| domingo,
24 de
septiembre de
2006 |
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Charlas en el Café del Bajo
-Usted sabe Inocencio que me gusta mucho ver el programa "Creencias", pues en el mismo se debaten distintos temas con un panel que está compuesto por representantes de diversas religiones y también agnósticos.
-Sí, tengo referencias de que es muy bueno y de que, además, invitan a estudiantes de periodismo, razón por la cual se transforma en un programa abierto y educativo. Cabría decir que más allá de cual fuere la religión, todas, en definitiva, buscan lo mismo: quieren llegar al hombre con un mensaje de paz y procuran mostrar el camino que conduce a Dios.
-Bueno, en uno de los programas se trató el tema de la educación religiosa en las escuelas públicas y estuvo como invitada la reconocida docente Marta Maffei, diputada del Ari. Las posturas de los religiosos y la de la señora fueron bastante opuestas. Ella defendió tenazmente la posición laica de la escuela pública y se opuso a toda enseñanza religiosa, al fin concedió que si se debía realizar alguna charla con los participantes de diversos credos, debía ser fuera del horario escolar. Su posición, en mi opinión, fue un poco cerrada y no aceptó razones que para mi son lógicas. El tema de fondo que planteaban el rabino, el sacerdote, el representante del Islam, el pastor evangelista y un monje budista, no era impartir una religión específica, sino conocimientos sobre todas las religiones. Es decir, introducir en el plan educativo una materia que mostrara los principios y dogmas de todas las religiones, un conocimiento general de cada uno de los credos.
-Eso sería bueno, Candi, porque de tal forma no se estaría obligando a un alumno a tomar partido por una u otra opción, no se trataría de una materia con perfil misionero o evangelizador. Para eso están las escuelas confesionales, pertenecientes a cada grupo religioso donde se dicta específicamente la materia de religión a la que pertenece la escuela. Y en estas escuelas, añado, también se podría dar una asignatura de religión general.
-Sí, pero fíjese usted que a pesar de que los integrantes del panel daban esta explicación, la invitada seguía oponiéndose argumentando el derecho a la libertad de los alumnos de diversos credos, de aquellos -dijo- que siendo creyentes no son religiosos (allí mostró un desconocimiento profundo de lo que es religión) y de los agnósticos. Me pregunto ¿Qué clase de libertad se cercena a un alumno a quien se le enseña: "Mire, el cristianismo y el judaísmo, el islam, el budismo sustentan estos dogmas de fe". Es más, en una clase sobre religión se debería permitir explicar los fundamentos del agnosticismo y el ateísmo. Finalmente, y en una actitud para mí lamentable ante la contundencia de las razones de los religiosos, se fue por las ramas y Maffei se acordó de las jerarquías católicas que fueron complacientes con la dictadura. Y muy bien alguien del panel le recordó que también durante la dictadura hubo sacerdotes y monjas que no sólo no estaban de acuerdo con el gobierno, sino que hasta se jugaron manifiestamente en contra. Me quedó la sensación, Inocencio, de que hay una parte del espectro ideológico político que no quiere saber nada de religión, no quiere saber nada de mostrar a Dios y en esto coincido plenamente con lo que sostuvo el rabino: hay un permanente ataque a todo lo que huela a religiosidad. Después me sorprendió que esta diputada diferenciara espiritualidad de religión. No se puede hablar de espiritualidad y negar a Dios y por tanto negar el camino para llegar a Dios, la religiosidad. No se puede decir, como sostuvo la legisladora, que se puede ser creyente en Dios, pero no religioso. Eso no existe, todo creyente es un religioso. No profesará un culto conocido y reconocido, pero profesa su propio culto, adopta su propio dogma. Supongo que al hablar de creyentes no religiosos se expresó mal y en realidad quiso decir no participantes en un culto aceptado oficialmente, pero confundió a los desprevenidos, como confundió al diferenciar espiritualidad de religiosidad. Para terminar: me alarma que se hable de libertad, pero se niegue el derecho al ser humano de conocer a Dios; me asombra que se hable de derechos, pero flamee en algunos corazones el pensamiento equivocado y discriminador de Marx, quien decía que la religión es el narcótico de los pueblos; me asusta que se confunda a la religión y a Dios con las instituciones y peor aún que se equipare a estas con algunos hombres. -¿¡Eso es libertad!?
Candi II
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"Cada vez que viene alguien con populismo, funciona hasta que se le termina la caja"
Roberto Lavagna
Ex ministro de Economía
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La Ciudad
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