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domingo,
27 de
agosto de
2006 |
Albania busca el despegue
Hoy es un país en estado puro y sin la afluencia de turistas occidentales, aunque despacio están llegando
Un amigo del orador romano Cicerón le suplicó para que presionara a Julio César para que no construyera una colonia cerca de su finca en Butrint porque temía perder tierras. Tito Pomponio Atico describió la zona como "el lugar más tranquilo, fresco y agradable del mundo". La historia, narrada en el museo de Butrint, no dice si Cicerón se acercó a César, pero este último construyó allí una colonia en el año 44 antes de Cristo.
Dos milenios más tarde, Lord Rothschild y su equipo de arqueólogos británicos tuvieron más suerte al convencer a los líderes albanos de que se abstuvieran de construir y que en cambio administren los 29 kilómetros cuadrados en derredor de las antiguas ruinas de Butrint como parque nacional.
"Apoyar el parque requirió de mucha fe porque era una idea extranjera. Ellos tenían que verlo desarrollarse a la luz del mundo real", dijo Oliver Gilkes, director del equipo de campo. Pero valió la pena.
Las ruinas de los mundos helénicos, romanos, medievales y venecianos están ahora en el corazón del turismo de "sol, arena y cultura" que el nuevo ministro de Turismo, Bujar Leskaj, quiere ofrecer.
Considerado uno de los sitios arqueológicos más importantes de los Balcanes, las ruinas de Butrint están emplazadas en una pequeña península verde entre el lago del mismo nombre y los estrechos de Corfú, una fortaleza natural casi completamente rodeada por agua.
Un pequeño hotel, el único dentro del parque, recibe entre 400 y 500 turistas al día, de mayo a octubre.
"Ellos gustan de la naturaleza virgen, del pescado fresco y de los mariscos", dice Hektor Balili, uno de los propietarios. "Butrint es como la mezquita azul de Estambul. Pero se quejan mucho por el angosto camino desde (el puerto de) Sarande".
Tales inconvenientes logísticos, caminos en mal estado, cortes de energía y falta de alojamiento, están retrasando a Butrint y al turismo en Albania. La mayoría de los visitantes a las ruinas viene en ferry por el día desde la isla griega de Corfú, del otro lado de la bahía.
Pero Albania cuenta con alrededor de 360 kilómetros de costa, en su mayoría virgen. Leskaj dice que su país necesita cambiar su imagen para darle la reputación de un lugar seguro, no un territorio de bandidos.
Boom de construcción
Siendo uno de los países más pobres de Europa, Albania representa sólo el 0,1 por ciento del turismo en el viejo continente. "Tenemos los mercados de Kosovo y Macedonia. Ahora vamos por los mercados europeo y norteamericano, los turistas aventureros y relativamente ricos", dijo Leskaj.
Este verano los cruceros pararán regularmente en los puertos albanos por primera vez por visitas breves. Albania todavía carece de la infraestructura para el turismo de masas, pero está construyendo donde sea que se puede, sin tomar en consideración el suministro de agua o los desagües.
Junto al sinuoso camino que va desde Sarande a Butrint, los visitantes pueden ver excavadoras forjando emplazamientos cuadrangulares en las laderas rocosas. En un lugar de Sarande, el olor a cloacas entra a un bar junto a la brisa marina.
"La culpa recae directamente en el Estado por no mantenerse por delante del deseo de los individuos de construir", dijo el escritor de Sarande, Agim Mato. "Pero afortunadamente -acotó-, todavía falta un poco para que llegue la ola turística. El turismo en Albania es para los que se atreven.
Tony Wheeler, cofundador de Lonely Planet Publications, concordó con que la construcción salvaje le había resultado demasiado evidente en su viaje de mayo. "Visitamos la playa Jal justo al norte de Himara, una hermosa pequeña bahía, una playa maravillosa, siendo rápidamente estropeada por una horrible construcción sin ningún mérito arquitectónico o relación con el lugar", escribió Wheeler a Reuters.
Capacidad hotelera
Leskaj dijo que el gobierno estaba ofreciendo incentivos fiscales a compañías extranjeras aconsejándoles alquilar o comprar tierras para aumentar la capacidad hotelera. "Aquel que invierta en el turismo alpino (esquí) será quien se quede con la mayor parte de las ganancias", dijo. Albania tiene mucha nieve pero no tiene medios de elevación y la gente del país va a esquiar al extranjero.
Leskaj manifestó que estaba consciente de que "la imagen de Albania en el extranjero era muy negativa", pero reveló que planeaba convocar a ciudadanos famosos para favorecer al país.
Por su parte, Wheeler observó que el difunto dictador estalinista Enver Hoxha construyó más de medio millón de búnkers fortificados de concreto para contener a los invasores, desperdigándolos por las playas vacías.
Eso fue cuando Albania estaba tan aislada como Corea del Norte lo está hoy en día. Los búnkers más grandes han sido ahora convertidos en restaurantes. "Me divertían los búnkers y creo que son una de las cosas peculiares y curiosas acerca de Albania que fácilmente podrían capitalizarse", dijo Wheeler. "Albania necesita desarrollar una imagen que sea distinta de cualquier otra parte", agregó.
Arjuna Schryvers y Eefje Ten Haken, un especialista en sistemas y un asistente social de Maastricht en Holanda, estaban recorriendo Albania con sus bicicletas de montaña en abril cerca de la bahía de Porto Palermo.
Autos entre rebaños
Dijeron querer ver por ellos mismos un país sobre "el que no se escucha mucho y la gente dice que es sucio y caótico".
"No se ven muchos turistas. Esto está puro, sin la influencia de Occidente, aunque están llegando", dijo Schryvers a Reuters. "Es muy interesante ver autos lujosos pasar por entre rebaños de ovejas".
"La naturaleza es increiblemente hermosa, la gente es amigable y nos invitaba a beber", agregó. "Un día tuvimos una playa toda para nosotros. Nos preguntamos por qué no había nadie más alrededor".
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Albania es uno de los sitios arqueológicos más importantes de los Balcanes.
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