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domingo,
27 de
agosto de
2006 |
El que anota mientras todos corren
Lisandro González
Fabricio Simeoni es un activo personaje del medio cultural rosarino, cuya figura se sostiene en una importante y personal producción poética que comenzó con "Rey Piojo" (2001) y que en "Sub" alcanza su quinto título -amén de la inclusión de las antologías locales "Los que siguen" y "Dodecaedro"-, cuyo debido reconocimiento a nivel nacional todavía se hace esperar.
En su obra desarrolla un particular lenguaje, entre imágenes de desenfado y acidez, y asume una condición de eficaz "pintor" de la época. Además, en su caso, como no ocurre necesariamente siempre en poesía, podemos reconocer al poeta en su voz plasmada.
Pero recién en este último libro introduce como materia de su paleta la propia condición física -padece una patología de hipertrofia muscular. Lo hace de una manera sutil, tal como su poesía de atmósfera suele tratar todo aquello que sea netamente temático, en la maraña de imágenes y significantes que le es propia.
Así entonces "sub" es precisamente la condición natural de Simeoni, quien está sentado de manera permanente frente al universo de la gente "de pie"; situación que se refuerza o se equipara a la condición propia de todo poeta -"aquel que anota mientras todos corren", según algún colega. Ello lo detecta bien Marcelo Scalona en la contratapa cuando dice que "la condición de ser extraño del poeta, está radicalizada en Fabricio".
El libro se divide en tres secciones, ellas son "Puntos", "Puños" y "Pulso"; y en la segunda, cada poema tiene por título un prefijo e incluye el texto que da título a la obra, que entre imágenes de un viaje a Buenos Aires y la presencia -constante en la poesía de Simeoni y materializada en este caso- de lo femenino, finaliza con "el dote figural de suponer que los demás/ andamos por abajo".
En la obra de Simeoni hay ecos del rock que podemos advertir en alguna cita de Spinetta de algún libro anterior, pero también en climas de extrañamiento, de quiebres y aires entre melancólicos y glaciales, propios de letristas que decoran su música con paisajes posmodernos.
En concreto, considerando un disco clave de la música de los 90 como "OK Computer" de Radiohead, sin que haya necesariamente correspondencias acabadas con su poesía, podemos observar cómo se mide en ambos casos la temperatura del momento con un termómetro similar. Mientras el poeta comienza su libro con referencias extraterrestres: "como militantes vendados/ espiábamos del día todo acercamiento terrícola/ por las hendijas de las chapas./ Impulsados desde el galpón a Marte", en "Subterranian Homesick Alien" (algo así como "Alienígena subterráneo melancólico") de Radiohead se observan "allá arriba/ alienígenas revoloteando/ haciendo películas caseras/ para los muchachos cuando vuelvan a casa". Como si en ambos casos el alienígena fuera el propio terrícola, descolocado frente a su existencia en este planeta de aires azules y ansiando el sueño de abducción del que habla la canción.
Finalmente, en este libro reconocemos palabras del imaginario de Simeoni como fluorescente, pretérita, perenne y sutura, entre otras; así como imágenes de color posmoderno donde "la chica top de los anaqueles/ enhiesta intuye/... su botellita de coca light"; pero detectando nuevos alcances y miradas en sus textos que lo consolidan como una de las voces más interesantes de la nueva poesía argentina.
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