Argentino festejó en el Bajo

Ganó con gol de Sánchez, de penal

En el fútbol como en la vida nadie te regala nada, aunque siempre hay excepciones. Y como a caballo regalado no se le miran los dientes, Argentino dijo gracias y se volvió a Rosario con un triunfo muy importante que le permite seguir haciéndole sombra al puntero Acassuso en un arranque de torneo, en números, casi impecable.

El partido definitivamente no fue bueno y el salaíto no demostró gran juego pero se quedó con los tres puntos ante un rival difícil que, si bien venía golpeado por sus dos derrotas consecutivas, tenía un invicto de 19 años ante Argentino en el Bajo Belgrano, cancha que siempre resulta muy complicada.

Ninguno mostró demasiado en el arranque, cuando Argentino intentaba llegar jugando y Excursionistas amagaba de contraataque, hasta que a los 19' Goberville agarró innecesariamente a Balbuena en el área y el árbitro no dudó en cobrar el penal que Sandro Sánchez cambió por gol. Ese fue el primer y único tiro al arco salaíto en el primer tiempo.

Claro que el Verde no hizo mucho más y sólo pateó con claridad sobre el final de esa etapa, cuando Andrada mandó al córner un lindo tiro libre de Ingenthron.

El segundo tiempo prometía, por lógica, un poco más de fútbol porque Excursionistas necesitaba un triunfo y debía salir a buscar el partido. Pero ninguno tuvo demasiadas ideas y los jugadores no dudaban en reventar cada pelota que se acercaba al área. Todos corrían y metían pero nadie hacía dos pases seguidos.

En esa chatura fue Argentino el que se mostró más inteligente porque se cerró bien atrás y jugó a lo que le convenía. El Verde fue toda impotencia porque quería pero no podía y como Jaime y Oliva no repitieron el buen primer tiempo que hicieron, chocaba contra sus propias limitaciones.

Lo más peligroso del segundo tiempo fue un córner de Palma que pegó en el travesaño y un par de contras de Argentino que no tuvieron buena resolución.

Así, en un típico partido de cero a cero, una infracción infantil le permitió a Argentino sumar tres puntos e ilusionarse a lo grande, aunque el buen juego todavía no aparece. El salaíto aceptó el regalo e incluso disfruta del presente, pero íntimamente sabe que no obtuvo todo lo que esperaba.