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domingo,
27 de
agosto de
2006 |
Panorama político
Binner espera que el PJ decida
Mauricio Maronna / La Capital
El pedido de respaldo que Raúl Alfonsín le hizo al socialismo santafesino hace un par de meses en un programa periodístico porteño fue correspondido el viernes (y con creces) en el ámbito de la convención radical.
El aplausómetro trepó en el recinto de Luz y Fuerza cuando los socialistas, encabezados por Hermes Binner, hicieron su ingreso al lugar. De ahora en más, la desgajada UCR podrá mostrar que no solamente imantará su escudo con Roberto Lavagna. Sus referentes podrán decir también que tienen como aliado táctico al Partido Socialista, aunque, en los hechos, la coalición esté sellada únicamente en Santa Fe.
Para radicales y socialistas (en el ámbito nacional los primeros, y en el provincial los segundos) la necesidad tiene cara de hereje. La dialéctica esgrimida durante horas por los convencionales del partido de Alem para defender la ética de las convicciones en contraposición al desbande de los radicales K por razones de "billetera", es elogiable.
Si criticar al radicalismo resulta una costumbre con pulimentos reforzados por el estropicio de la gestión de la Alianza, debe reconocérseles a quienes se atreven a dar la pelea contra el imponente gobierno de Néstor Kirchner un esfuerzo supremo para que las elecciones de 2007 no se conviertan en un juego de niños. Aunque, al final de la historia, la realidad indique un urnazo kirchnerista.
El socialismo rosarino navega tranquilo, en aguas mansas, llevando como nave insignia a Binner. Instalado ya como candidato, mucho más conocido en toda la extensión geográfica de la bota y, fundamentalmente, sin necesidad de formular todos los días declaraciones rimbombantes, el ex intendente sabe que necesariamente deberá apoyarse en las capillas partidarias ucerreístas. El PS, como el Monumento a la Bandera, solamente se erige con exuberancia en Rosario.
La gran discusión de los radicales pasa por dilucidar quién ocupará el cargo de vicegobernador/a. Binner ya dijo públicamente que ese lugar está reservado para un correligionario "de la ciudad de Santa Fe, porque es la capital de la provincia". La declaración llenó de celos a algunos dirigentes del interior, como Carlos Fascendini y Hugo Marcucci. El presidente del partido, Felipe Michlig, debió digerir con esfuerzo la orden del líder socialista. Sabe que su situación no es la mejor tras el pedido de desafuero solicitado por un juez, motivado en presuntas irregularidades durante su desempeño en la comuna de Ambrosetti.
Pero, la tranquilidad socialista está fundada también en el estado de asamblea que (aunque aún larvado) gana las filas del peronismo. Rafael Bielsa comienza a transitar los imbricados distritos y comprueba que goza de muy buena recepción entre los habitantes de las localidades que visita. Su alta exposición en la Cancillería, el aura del apellido y sus dotes de gran orador se mixturan con los índices de conocimiento, algo que necesariamente debe poseer quien encara la dificilísima tarea de frustrar otra vez el acceso de Binner a la Casa Gris.
Agustín Rossi, en tanto, debe remar contra la corriente. Por cuestión de parentesco, la vicegobernadora María Eugenia Bielsa comenzó a desensillar de su sector. En paralelo, la Liga de Intendentes, conducida por el operador eterno Juan Carlos Mazzón, resolvió la semana pasada abandonar al jefe de los diputados justicialistas e ir detrás del jurista. Ese grupo había constituido el numen para que Rossi sea primer candidato a diputado nacional y fogoneó hasta ayer nomás su postulación a gobernador.
Amparado en una supuesta bajada de línea presidencial (todavía no quedó demostrado en la práctica) que tendría decidido el respaldo a Bielsa y evitar las internas, el mazzonismo esperará unos días para hacer el anuncio. "Acá todos tenemos el mismo temor: largar las candidaturas, los apoyos y el aparato a favor de un postulante y después hacer un papelón si (Carlos) Reutemann cambia de opinión", dijo a este diario uno de los partícipes de la reunión que organizó la Liga en Santa Fe.
El Lole se fastidia ante los descreídos que lo visitan en su despacho tratando de descubrirle una eventual jugada oculta. "Muchachos, todo lo que salió en La Capital el domingo 16 de julio es verdad. Le respondí al presidente que no seré candidato, y con suficiente antelación. Para que busquen otro con tiempo...", contesta como un mantra. E invita a sus contertulios a dirigirse a otros horizontes guiándose en las palabras de la número dos de Jorge Obeid: "La señora vicegobernadora María Eugenia Bielsa ha dicho que el peronismo no depende de nadie en particular y que hay muchos que podrían hacer una mejor elección que yo".
Los justicialistas que son recibidos por el gran elector se van con sensaciones ambivalentes, confundidos y con una duda que los carcome: desde que se corrió al costado del camino su imagen creció aún más en las encuestas. En intención de voto es, por lejos, el más aceptado de los peronistas. Así lo dicen los números que permanecen bajo llave en un despacho de la Presidencia de la Nación.
"Escúcheme, le dijo que no a una candidatura presidencial con todas para ganar, ¿mire si va a tener algún complejo por esta otra negativa? Además, ¿qué razones tendría el presidente para pedirle públicamente que se postule? Usted bien sabe que Kirchner no se caracteriza por ese tipo de actitudes", comenta uno de los que mejor conoce al Lole.
Un ejemplo corrobora esa teoría: el gobierno sumó a la concertación a Luis Juez, intendente de Córdoba, y la Casa Rosada parece tomar distancia de José Manuel de la Sota, quien tiene como delfín a Juan Schiaretti. El malestar del gobernador de la provincia mediterránea, el jueves en Balcarce 50, era visible. Sorprendió su falta de diálogo con el santacruceño ante un auditorio que, azorado, contempló la escena.
Con más de 20 años en el ejercicio del poder, el justicialismo santafesino se encuentra ante una paradoja. El gobierno provincial está en el mejor momento desde que asumió (algo que es reconocido hasta por los opositores) pero la ausencia de la ley de lemas lo hace transitar por arenas movedizas.
Algo resulta claro: sin un partido unificado detrás de quien finalmente resulte candidato a gobernador, en diciembre de 2007 Obeid tendrá la ingrata tarea de traspasarle los atributos a un opositor, algo inédito desde 1983.
Inesperadamente, el viernes reaparecieron los peores augurios. Tras una sobrecargada declaración de Bielsa sobre los futuros movimientos de Reutemann, sobrevino una furibunda catarata de descalificaciones hacia el ex canciller por parte de la senadora nacional Roxana Latorre y del diputado provincial Federico Reutemann, primo del hombre de Llambi Campbell.
"Si (Reutemann) cambia de opinión será un individuo de opiniones poco firmes", sorprendió el ex ministro de la Nación en una conferencia de prensa. Mirá quién habla, pareció decir la indómita legisladora: "Bielsa vive cambiando de palabra; los ciudadanos de la Capital Federal son fieles testigos. Ahora desciende a la provincia de Santa Fe como un verdadero paracaidista después de años de desconocer la realidad provincial. Está más cerca del Museo del Prado que de las villas miseria de Rosario o de Santa Rosa de Lima, en Santa Fe". Federico Reutemann fue menos agresivo, y pidió que "prime el respeto hacia el ex gobernador".
Teniendo en cuenta que Bielsa, antes de su decisión de competir en Santa Fe, fue a visitar al Lole y lo colmó de elogios, y que éste lo animó a "caminar la provincia" y le anticipó que lo acompañaría en algunas recorridas, habrá que esperar una rápida aclaración de la situación. Hay palabras que cavan trincheras.
Otro fruto que caía de maduro era el anuncio de Omar Perotti para anotarse en la grilla de postulantes. El intendente de Rafaela está analizando las consecuencias y tanteando las posibilidades, sabedor de que, pese a su buena gestión en la ciudad del oeste, es poco conocido en el resto de la provincia. Algo que fue insinuado hace varias semanas comienza a transformarse en realidad: la ausencia de candidatos de la capital de la provincia, hecho infrecuente desde hace casi dos décadas.
Salvo un abrupto cambio en el cuadro de situación, el próximo gobernador será rosarino. Y eso sí será una gran noticia.
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