Año CXXXVII Nº 49214
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 domingo, 27 de agosto de 2006  
Viajeros del tiempo

¿De qué hablan las mujeres? Un filósofo notaba un día que cuando los hombres hablan en la intimidad, el tema de la conversación es sobre mujeres, y cuando las señoras hablan entre ellas lo hacen de las personas de su sexo. Esto no es rigurosamente exacto, pues ante todo cuando las mujeres hablan entre ellas tratan, sobre todo... de las demás mujeres. Por lo demás, los sujetos de la conversación femenina son de los más sonados. Calculando sobre 1.000 casos de conversación, un estadígrafo paciente ha alcanzado las siguientes proporciones: 407 son conversaciones sobre los sufrimientos y enfermedades; 256 sobre niños; 216 son sobre sombreros de este año; 87 sobre sombreros que se usaron el año anterior y 34 sobre los sujetos de menor importancia, entre éstos, los hombres. Según esta estadística, vemos que su excelencia el bebé ocupa un puesto más importante en el espíritu de las mujeres que el sombrero más moderno, y que este tema de conversación es tres veces más interesante para ellas que el de los sombreros del año anterior, a pesar de las infinitas formas en que son susceptibles de transformarse los tapacabezas. Lo más admirable de este cálculo es la importancia asignada a las conversaciones sobre los sufrimientos y enfermedades y la insignificancia del pobre hombre. Hay que tener en cuenta, así mismo, que cuando una mujer habla de los sufrimientos y enfermedades en este rubro también incluye a veces a su marido.

Contra los vagos y mal entretenidos. La vagancia va pasando de punto en esta ciudad. No son únicamente los clientes del lunes, vulgo de boliche, los que ese día concurren a los despachos de bebidas a reverenciar a Baco con continuadas libaciones, sino que fervorosamente le dedican todos los días de la semana. Indudablemente debe existir alguna disposición policial que autorice a una rama para tratar de saber cómo viven y en qué se ocupan estas personas para poder incitar al trabajo a aquellos que de nada se encopan, porque la ociosidad puede incitarlos a cometer malas acciones; delitos quizá. Conviene, pues, que la policía en vez de estar soñando en movimientos revolucionarios y vigilando los domicilios de vecinos honorables por temor a un movimiento armado, averigue qué hacen permanentemente en las tabernas estos individuos, tomando las medidas del caso. Es tiempo ya de que la policía se ocupe en algo meritorio, no permitiendo que durante las horas del trabajo esos individuos a que nos referimos permanezcan en los despachos de bebidas, cual corresponde a una institución llamada a velar por el orden y la moralidad.

Un novio pertinaz. Ayer se presentó en la subcomisaría de la Refinería la mujer Bertha Wendt manifestando que había sido maltratada de palabra y de hecho por el sujeto Enrique Hiesberger, y le mostró al subcomisario Serravalle varias esquimosis producidas por los golpes. Parece que ese sujeto galantea desde hace tiempo y con buena suerte a una menor de 15 años, hija de la damnificada, pero la madre se opone a esas relaciones amorosas y de ahí el motivo de los varios choques habidos entre Bertha y su “yerno”. El acusado ha sido detenido preventivamente.

Investigación y realización Guillermo Zinni ©

Fuente: La Capital
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