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 domingo, 27 de agosto de 2006  
García-Alix: retratos en blanco y negro de vidas convulsionadas
"Llorando a aquella que creyó amarme" reúne en el Museo Castagnino 80 imágenes del fotógrafo español

Eugenia Langone / La Capital

Hace más de 30 años que cuenta historias y relatos a través de sus fotografías. Todos retratos en religioso blanco y negro. Parte de la enorme producción del español Alberto García-Alix se encuentra en la muestra "Llorando a aquella que creyó amarme", que hasta el 3 de septiembre puede verse en el hall central del Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino (Pellegrini 2202). Una exposición donde las mujeres son el hilo conductor, son sus heroínas, sus amantes, sus compañeras de viajes, parte de su vida, su entorno y también parte de su obra.

La muestra, que lleva como título un verso de Samuel Beckett, reúne una selección de 80 imágenes que fueron tomadas en dos décadas de trabajo y que, según él mismo asegura, están aglutinadas por "un concepto poético".

Se trata de retratos frontales, despojados de pudor y tabúes, que hablan de sus amigos y de su contexto, pero también de sus actitudes, rostros, cuerpos y los paisajes que transitan.

Y aunque habla de su vida como "un caos", a la hora de revisar su fotografía es absolutamente meticuloso. Quienes trabajaron con él como modelos -entre los que se cuentan Alaska, el Camarón y los travestis más famosos de Madrid- aseguran que suele llegar a gritar para conseguir que ofrezcan "algo interesante". Además, afirman que es "muy pulcro en la composición" y puede enloquecerlos por horas con la posición de una mano.

Pero en la obra también aparece retratado el propio García-Alix, quien considera los autorretratos como "una extensión o una variante del retrato".

Ganador del Premio Nacional de Fotografía 1999 de España, es un referente de ese arte contemporáneo en su país, aunque al mismo tiempo combate permanentemente el artificio y sus imágenes se asientan en la tradición más clásica de la fotografía blanco y negro. Algo que según explicó, se convirtió en "una bandera de expresión".

Nacido en la provincia de León en 1956, es el mayor de cinco hermanos. En 1967 se trasladó a Madrid, donde se hizo "adicto" a las motocicletas, trabajó de albañil y dio sus primeros pasos en la fotografía.

Allí fue que no sólo vivió a pleno la movida madrileña de los 80, sino que se ocupó de retratar esos circuitos de noches, refugios, fiestas, drogas, amigas y ausencias.

En su primera etapa, que abarcó desde 1975 a 1982, hizo fundamentalmente fotografías en 35 milímetros; más tarde, ya entrados en los 80, trabajó en la composición de sus fotografías; y en los últimos años de la década del 90 construyó sus imágenes más duras y de lectura más directa, según él mismo explica.

Pero su vida es polifacética. Además de la fotografía, colabora con revistas, tapas de discos y dirige cortometrajes, al tiempo que trabaja en producciones de diseño de moda, edita la revista "El canto de la tripulación" y organiza el grupo de motociclismo "Pura vida", que además es uno de sus lemas en la vida.

Define la fotografía como una "forma de hacer poesía", y asegura que tomar un retrato "equivale a prestar atención a los que te rodean, a las otras personas y también a ti mismo".
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Las mujeres, sus heroínas, sus amantes y compañeras son el eje de la exposición.



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