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sábado,
26 de
agosto de
2006 |
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Opinión
Claves de una ira
La primera vez que conocí a Günter Grass, nos peleamos furiosamente. Fue en marzo de 1975, si no recuerdo mal, que lo visité en su hogar cerca de Hamburgo, una amplia casa rural que daba a un río más plácido de lo que iba a ser, por cierto, nuestra relación tormentosa.
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"Se van a quedar con los sellos, las siglas y el escudo, pero también con el fracaso"
Julio Cobos
Gobernador mendocino, referente de los radicales “K”
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