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 miércoles, 09 de agosto de 2006  
Durmiendo con el enemigo. María Onetto cuenta como interpreta el rol de la mujer de un corrupto en "Montecristo"
"Si el que mira no condensa sentidos hacemos novelas para subnormales"
La actriz, que en la tira se enamora de un sacerdote, rescató la valentía de la historia de Telefé

Pedro Squillaci / La Capital

María Onetto es por estos días Leticia Lombardo, uno de los personajes más golpeados y a la vez más brillantes de "Montecristo", la telenovela de Telefé que arrasa en el rating diario. Aunque su Leticia parece vivir en el aire por su pasado tortuoso, Onetto habla con los pies sobre la tierra. Está enamorada de su personaje y más que feliz con este momento artístico que le llega luego de afianzar su carrera en el teatro. "Si el televidente no condensa sentidos en la ficción parece que estamos haciendo novelas para gente subnormal", reflexionó la actriz en diálogo con LaCapital.

-¿Cuál es el costado más atractivo de Leticia?

-El personaje de Leticia siempre fue atractivo desde el principio de la tira porque tenía mucha información, era el que más claro tenía quién había asesinado al padre del protagonista, y cuáles eran las razones por las cuales el protagonista no estaba apareciendo. También había algo en su inconsciencia sobre la situación, en su locura, que por otro lado también hacía inquietante esa información. Además hay un costado, que roza a todos los personajes, que tiene que ver con la identidad. Ella no es una desaparecida, pero se corre de su lugar de pertenencia, y de alguna manera durante un tiempo no sabía quien era. Ahora tampoco no sabe quién es, pero de manera profunda, como le pasa a cualquiera en la vida. ¿Es la mujer de clase alta enamorada de su marido o la que se enamoró de un sacerdote?

-Esa profundidad del personaje te permitió liberar al máximo tu expresividad.

-Es que Leticia es expresivamente muy potente para actuarlo, porque los brotes y la situación de estar colgada, de accesos emocionales intensos y por momentos una lucidez atroz me proporcionaba una zona de intensidad y despliegue muy fuerte. Y me pregunté muchas veces si estaría a la altura de las circunstancias...

-¿Fue oportuno sumarle misterio a partir de la ambigüedad del personaje, que permitió que el televidente dude si estaba loca de verdad o era parte de una estrategia para vengarse?

-Sí, fue inmediato. Al principio me inquieté porque pensé que la gente estaba entendiendo algo que no se le iba a confirmar. Pero después lo dialogué con los autores, hablamos que esa inquietud que manejaba Leticia, que por momentos estaba lúcida y por momentos se olvidó, era parte de la riqueza de la situación. Y no hacía falta aclarar todo el tiempo, el personaje va a ir y venir en toda la novela, y no era necesario dejar tranquilas a las personas.

-Es más, la televisión y el cine en la Argentina se caracterizó mucho tiempo por aclararle todo al televidente.

-Exactamente, me parece que hace falta entender que la ficción condensa, que deja que el espectador complete un montón de sentidos y esa también es la actividad del que mira. Sino parecen novelas para gente subnormal. En la tele parece que el actor está solo, pero no sucede en "Montecristo" o "Mujeres asesinas", en donde cada vez los productos tienen el sello de lo que tiene que ver con la actuación, y con directores sensibles. Hablamos con los directores que no era necesario estar haciendo guiños de "miren que está pasando esto", y coincidimos que hay que dejarlo fluir.

-Hace poco fue público el caso de un sacerdote que dejó los hábitos por amor y en la novela tu personaje se enamora de un cura. ¿Ficción y realidad se vuelven a tocar en este tema?

-Me acuerdo cuando pasó el tema del beso del sacerdote con ella, a mí me llamó la atención que en la escena posterior al beso él se arrepienta de la situación. Creo que renunció a algo que le está pasando por el amor a su profesión y a Dios. Eso fue tan valioso como el beso. A mí me hubiera gustado que así como se destacó el amor prohibido se resalte también que es una persona atormentada porque ama su trabajo y se encuentra ante un gran dilema. La idea de que coincida ficción y realidad es simplemente porque quizá haya que revisar que los sacerdotes también son personas con deseos, y que si les pasa algo con una mujer es una lástima que tengan que abandonar los hábitos para seguir la relación con alguien que amen.

-¿Cómo ves este 2006 en la televisión argentina?

-Yo, en principio, es mi primer año completo en la tele, es mi primera vez en una tira, y lo que me di cuenta es que hay un montón de ideas en la televisión, y mucha gente defendiendo esas ideas de manera noble. Si yo estuviera en mi casa, a las once menos cuarto, después de cenar, para dormirme con una historia en la cabeza, creo que elegiría "Montecristo".
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Onetto es Cecilia Lombardo, una mujer desequilibrada que busca la verdad.

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