Año CXXXVII Nº 49193
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Salud 02/08
Página Solidaria 02/08
Turismo 30/07
Mujer 30/07
Señales 30/07
Educación 29/07
Autos 27/07
Estilo 22/07

contacto

servicios
Institucional




 domingo, 06 de agosto de 2006  
El actual modelo de inversiones y el boom inmobiliario dejarán su marca en la ciudad del futuro
Preocupa la prestación de servicios ante el avance de la construcción
El fenómeno enfrenta interrogantes en torno a la calidad de vida, el medio ambiente y el rol del Estado

Lucas Ameriso - Pablo Procopio / La Capital

El avance de la construcción en Rosario sigue en dirección ascendente y los números de los permisos de obra no dejan mentir. Pero este crecimiento no parece mantenerse al compás de la infraestructura y los servicios que deben necesariamente marchar a la par. ¿Qué va a pasar con la cantidad de agua que se va a consumir en los nuevos edificios y la electricidad que necesitarán sus acondicionadores de aire frío y caliente? Rosario está ante un fenómeno que además genera un caos en el centro por la saturación de coches y de camiones hormigoneros que obstruyen a cualquier hora la circulación del tránsito. ¿Se está tomando la precaución de que los inmuebles (o por lo menos los que tengan departamentos con mayor cantidad de metros cuadrados) cuenten con cocheras? ¿Qué pasará con los vecinos linderos a estas murallas de hormigón? Sólo como referencia, Rosario tendrá hacia fin de año 170 nuevos edificios, lo que equivale a unos 2.400 departamentos.

El llamado boom inmobiliario al que asiste la ciudad tiene su lado oscuro. El de las sombras permanentes que quedarán en las veredas que dan al sur, y el de los grandes corredores de aire encajonados que generan las construcciones en altura.

El furor inmobiliario avanza como un locomotora. En 2003 la cantidad de finales de obra de edificios para vivienda colectiva de más de 500 metros cuadrados fue de 61; el año pasado, 128, y se prevé que para fin 2006 se estrenarán un total de 170 torres.

Sobre esta proyección, se estima que habrá 2.400 departamentos nuevos con un promedio por unidad de unos 60 metros cuadrados. La radicación de estas inversiones está en su mayoría en el radio delimitado por Avellaneda, 27 de Febrero y el río.

La estimación significará una fuerte demanda en los servicios domiciliarios. Es decir, a la infraestructura existente habrá que agregarle una previsión en las inversiones necesarias para abastecer de luz, gas, agua potable y cloacas a los nuevos inmuebles.

Para dar un ejemplo: a los 620 millones de litros diarios que potabiliza la planta de Aguas Santafesinas SA y que abastece a todo el departamento Rosario, habrá que sobrecargarle otros 4.080.000 litros para garantizar el servicio de estas obras. Litoral Gas deberá sumar 11 mil metros cúbicos diarios, y en el caso de la Empresa Provincial de la Energía habrá que procurar la entrega de 18 mil kW/h (kilovatios hora) diarios.


Sombras nada más
Para el integrante del Taller Ecologista, Sergio Rinaldi, la ciudad crece anárquicamente, al compás de las inversiones. "No hay una planificación de lo que significa el uso del aire y del sol en Rosario. En ningún lugar están reglamentados los derechos adquiridos de los ciudadanos; estos murallones de hormigón generan ventilación escasa", señaló Rinaldi para agregar: "No he visto en los funcionarios análisis de circulación de aire y de la necesidad de que haya luz solar en las veredas".

El Taller Ecologista presentó hace un año un proyecto ante el Concejo Municipal para obligar a que los nuevos edificios dispongan de colectores solares para el calentamiento de agua. "Si se aprobara habría un salto cualitativo en el ahorro energético dado que se reduciría el consumo del gas, porque todavía se cree que la energía es infinita", apuntó Rinaldi.

Sobre esta base, el medioambientalista se quejó de la falta de legislación al respecto. "No hay normas que regulen el consumo energético por metro cuadrado, ni figura en ningún código de edificación. Hoy el que tiene dinero puede vivir en un edificio alimentado a electricidad y no pasa nada", sentenció.

La falta de regulaciones y las inversiones hechas meramente en función del rédito económico también fueron blanco de críticas por parte del urbanista Ricardo Kingsland. "La problemática de las viviendas debe ser analizada en virtud de una demanda cada vez más especulativa", apuntó. "Hoy el crecimiento de inmuebles se direcciona hacia este tipo de necesidades; inversión con rentabilidad segura", subrayó. En en este sentido, añadió que Rosario se está convirtiendo en una ciudad "dual"; con pobreza extrema en las villas.

"Hay un desfasaje entre la gente con recursos y quienes no tienen la posibilidad de alquilar y de comprar". Y ni hablar de la "carencia de una estrategia del código urbano", sostuvo. Para Kingsland, la inversión busca rentabilidad en cual
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Ecologistas critican los conos de sombra y la poca ventilación que generan los edificios.

Notas Relacionadas
Los vecinos que no verán más el sol

Para que haya más garajes en la ciudad

Luz, gas y cocheras, tres problemas a resolver

Más edificios no equivale a una vida mejor

¿Se cubrirá la oferta?



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados