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domingo,
16 de
julio de
2006 |
Un instante con la mente en penumbras
En los casos de filicidio, es clave la pericia que define si hubo conciencia durante la agresión
Los casos de filicidio son homicidios fuera de lo común: nada más ajeno a la cultura que un padre elimine físicamente a su hijo. Por ello provocan conmoción. El martes de la semana pasada una mujer procesada por el homicidio de sus dos hijas de 5 y 9 años, María Elisa Bárzola, escapó de la cárcel de mujeres de Rosario. La policía la encontró en su casa de Cerrito al 5600. Estaba allí acunando al bebé que había tenido en prisión. María Elisa, que intentó suicidarse tras la muerte de las nenas, no opuso resistencia cuando aparecieron los policías. Volvió inmediatamente a la cárcel de barrio Refinería. En su caso serán cruciales las pericias psicológicas para definir si, al momento del doble homicidio, era consciente de sus actos.
Hace veinte días, también en Rosario, una pareja fue detenida por la muerte de una beba recién nacida, que fue enterrada en un descampado junto a su casa del barrio 7 de Septiembre. La pareja fue indagada por el crimen y será sometida a pericias psicológicas en los próximos días. Como este, hubo otros casos en Rosario de madres juzgadas por la muerte de sus hijos en el momento posterior al parto, con diferente resultado judicial
La chica de 18 años y su pareja de la misma edad están presos desde el 28 de junio pasado, cuando en un terreno lindero a su casa fue hallado el cuerpo de una recién nacida. Al ser detenidos, el muchacho aseguró que su mujer le había dicho que la nena se había caído y le pidió que enterrara el cuerpo.
La autopsia estableció que la beba nació con vida. La pareja fue indagada por el delito de homicidio calificado por el vínculo, que prevé penas de prisión perpetua. "La chica hizo una confesión parcial y fueron muy contradictorios al decir qué hicieron", dijo una fuente judicial. Desde el juzgado de Instrucción Nº 11, a cargo de Hernán Postma ordenaron pericias médicas, un informe ambiental y estudios de histocompatibilidad para acreditar la filiación de la criatura.
A la complejidad de estos casos se suma que, cuando ocurren como consecuencia de un desborde psíquico de la mujer durante el puerperio, están entrampados en un dilema legal. Para estos homicidios ocurridos dentro de los cuarenta días posteriores al parto existía una figura que atenuaba las penas, el infanticidio, con pena máxima de 3 años. Pero ese delito fue derogado porque se fundaba en causas de honor: atenuaba los crímenes cometidos para "ocultar la deshonra". Desde entonces, estos filicidios quedan abarcados por la figura de homicidio calificado. Aunque entre uno y otro delito hay una diferencia de 22 años en el tiempo del castigo.
Ahora, un proyecto del Ministerio de Justicia de la Nación planea restaurar la figura del infanticidio para atenuar la pena de los crímenes del puerperio -un período que predispone emocionalmente a ciertas mujeres a desatender a su hijo recién nacido, lo que en ocasiones puede llegar al crimen- aunque no fundándola en causas de honor sino en cuestiones psicológicas. Siempre que se compruebe que la madre no pudo comprender la criminalidad de su acto.
Frente a ese vacío legal, el juez de Sentencia Antonio Ramos atenuó la pena por la especial situación emocional de una joven acusada del homicidio calificado de su hijo. La mujer acuchilló al bebé tras dar a luz en el baño de su casa, en el año 2001, al término de un embarazo que ocultó hasta a su pareja. Una hemorragia que casi le hace perder la vida por falta de asistencia médica develó lo ocurrido.
En junio del año pasado, una mujer indigente de 40 años y madre de diez hijos fue puesta en libertad por la jueza Alejandra Rodenas porque no pudo comprobarse que el bebé que había enterrado en el patio de su casa, y al que dio a luz sin ayuda, hubiera nacido viva.
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