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domingo,
16 de
julio de
2006 |
Detalles del caso de una joven de Arroyo Seco acusada de filicidio
La sufrida historia de una mujer
detenida por la muerte de su beba
Ocultó su embarazo y dio a luz sin ayuda. La criatura luego fue hallada en un basural con la cabeza hundida. Ella jura que creyó que había nacido muerta y que jamás la dañó. Lleva un mes presa y en profundo abatimiento
María Laura Cicerchia / La Capital
"Quedé embarazada hace nueve meses y no quise contarle nada a nadie". Así empezó a desentramar Carolina G. la secuencia que comenzó con una gestación inesperada y terminó el día en que dio a luz sola en su casa, en silencio y sin ayuda, una beba que ella creyó muerta. El cuerpo de la criatura fue encontrado en un basural y su madre ahora está presa bajo la presunción de haber cometido un delito gravísimo: el crimen de su hija. Mientras la autopsia adjudicó el deceso a un golpe en la cabeza, ella jura que eso no ocurrió. "Todo lo que pasó fue porque pensé que la criatura había nacido sin vida. Yo nunca hubiera querido hacerle daño a mi hija", dijo en su declaración policial.
La joven que está detenida desde el 14 de junio ahora será sometida a la revisión de una junta médica interdisciplinaria de la Secretaría de Salud Pública provincial que evaluará su personalidad, si tiene algún trastorno neurológico, si padece alguna alteración psiquiátrica o si puede ser considerada inimputable. Esos son los elementos que quiere reunir la jueza de Instrucción Raquel Cosgaya, de Instrucción Nº 6, para resolver la situación de la joven y aclarar las circunstancias que rodearon a la muerte de la nena.
Carolina, de 26 años, fue detenida en su casa de Brown al 1100 de Arroyo Seco luego de que un grupo de cartoneros hallara el cadáver de una beba en el basural municipal de esa ciudad. Estaba envuelta en prendas de vestir, adentro de una bolsa de náilon. La autopsia reveló que la criatura había nacido viva. En base al recorrido de los camiones recolectores de residuos, los efectivos de la comisaría 27ª delimitaron el área donde había sido arrojada la bolsa. Y tras recoger algunos testimonios llegaron a Carolina.
La autopsia precisó que la beba respiró a partir de una prueba que establece el ingreso de aire a los pulmones. "Fueron encontrados signos asfícticos y un hematoma subdural que no se corresponde con la congestión cerebral postparto. Es decir, se trataría de una muerte violenta", determinó el estudio realizado en el Instituto Médico Legal, que adjudicó el deceso de la criatura al golpe que presentaba en la cabeza.
Sin embargo, la mamá de la beba niega haber realizado alguna práctica homicida. "Estamos convencidos de que esa muerte no fue consecuencia de algo que haya hecho su madre. En ningún momento existió una actitud homicida por parte de esta mujer, que estaba pasando por un momento muy difícil", evaluó su abogado, Froilán Ravena.
Carolina G. dio a luz en la casa donde vivía con su hija de 5 años y junto a sus padres, hermanos y sobrinos. En su declaración, la chica contó que ocultó su embarazo por ser resultado de una relación ocasional durante un viaje. Sostuvo que tiene una buena relación con su marido, quien vive en Estados Unidos desde hace cuatro años. “No sólo me pasa dinero sino que también con frecuencia hablamos por teléfono. Temía que a consecuencia de esto la relación se terminara”, dijo la mujer, que había tramitado la visa porque planeaba ir a vivir con su pareja.
“Tomé la decisión de no contarle a nadie, pero en ningún momento pensé en abortar. No me hice atender por ningún médico. No fui a ningún hospital. En todo ese tiempo estuve muy deprimida, no salía de mi casa, no iba a ningún lado. No sabía qué iba a hacer cuando naciera la criatura”, describió Carolina su embarazo.
Un domingo, a las 7 de la mañana, dormía al lado de su hija cuando la despertó un fuerte dolor de parto: “Comencé a sentir la sensación de que el bebé empujaba para salir, me puse dos toallones debajo, hice fuerza y el bebé salió. Ahí me asusté mucho porque el bebé no lloraba, no se movía. Me tapé y me quedé llorando en la cama durante un buen rato con la criatura entre mis piernas. Luego de pasadas casi dos horas agarré una tijera de la mesita de luz y corté el cordón umbilical yo misma. Seguí acostada un rato más. Tenía la mente en blanco. Al reaccionar vi a mi hija durmiendo al lado mío y me levanté sin ningún dolor”.
La joven limpió el piso, envolvió a la bebé con toallones y la introdujo en una bolsa de consorcio. Luego arrojó la bolsa en la puerta de su casa, junto a unas ramas y hojas del patio, limpió su habitación y comenzó a realizar las tareas de la casa. Su hija de 5 años aún dormía. Sus padres la notaron pálida y ella lo atribuyó a un dolor de cabeza. El envoltorio permaneció en la calle un par de días hasta que pasó el camión de la basura.
“Todo lo que pasó fue porque pensé que la criatura había nacido sin vida”, dijo la joven, quien aclaró que nunca pensó en interrumpir el embarazo. “Sabía en el fondo que mis padres lo aceptarían. Yo sabía que estaba en fecha y pensaba decírselo a mi madre para que me llevara al hospital, pero ese día fue todo tan rápido que no me dio tiempo a nada. Tampoco tuve el coraje suficiente para llamar a mi madre”, explicó Carolina en su declaración policial.
Allí mismo, una psicóloga que la examinó dijo que la chica estaba lúcida aunque atravesaba un evidente estado depresivo. “Se trata de una mujer muy vulnerable, que evidencia cierta inestabilidad emocional. Denota arrepentimiento y horror ante lo sucedido, lo que le genera un exagerado sentimiento de culpa. En el momento del hecho no era consciente de su accionar, encontrándose en estado de shock”, describió la psicóloga Alejandra Graziano, quien no encontró en ella indicadores de agresividad o tendencia a la fabulación, y recomendó que iniciara un tratamiento terapéutico.
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Carolina, de 26 años, está presa. Tiene una hija de 5 años y su esposo trabaja en Estados Unidos. Una perito sostuvo que no fabula.
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