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jueves,
22 de
junio de
2006 |
El ritual del Obelisco
Todavía con la resaca de la fiesta de goles y fútbol con la que el seleccionado argentino logró el 6 a 0 en el partido anterior, los hinchas igual siguieron el ritual de ir al Obelisco, en Capital Federal. No fue por un triunfo esta vez, aunque el 0 a 0 con Holanda también dio lugar a la celebración para festejar el primer puesto en el Grupo C.
Claro que esta no fue la única caja de resonancia que tuvo la tercera presentación del equipo de José Pekerman en Alemania, nuevamente las principales plazas de las distintas ciudades de Argentina se poblaron de hinchas ataviados con los colores celeste y blanco, que daban rienda suelta a su alegría.
Esta vez el horario del encuentro coincidió con el fin de la jornada laboral. Sin embargo, muchos prefirieron demorar el retorno a sus hogares para seguir a la selección en bares e incluso en sus puestos de trabajo.
Las calles quedaron completamente vacías, salvo por algún taxi o transeúnte ajeno a la pasión por el fútbol. En los bares, las mesas poco a poco se fueron ocupando con hombres de traje y mujeres con atuendos elegantes, que pronto adoptaron el aspecto de hinchas con banderas, gorros y camisetas argentinas.
Bajo una densa nube de humo de cigarrillo que cubría el lugar, entre vasos de cerveza y pocillos de café, todos deliraron con la actuación de Carlos Tevez y los escasos chispazos de Lionel Messi, por primera vez titulares desde el arranque, y aplaudieron las actuaciones en defensa de Roberto Ayala y cada atajada del arquero Roberto Abbondanzieri.
El gol quedó atragantado, pero tras el pitazo final todos repitieron hasta quedar afónicos el ya clásico “vamos vamos, Argentina... vamos vamos, a ganar”.
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