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 domingo, 16 de abril de 2006  
El impacto en las finanzas de una fuerza laboral indocumentada
Los trabajadores ilegales en EEUU: ¿perjuicio o beneficio económico?
Defensores y detractores de los inmigrantes polemizan sobre la conveniencia de regularizar su situación

Andrea Hopkins

Washington.- Si bien las protestas masivas llevaron la inmigración a la cima de la agenda política de EEUU, las medidas enérgicas contra los empleados ilegales podrían generar perjuicios económicos para todos. Los partidarios del establecimiento de un programa de empleo para los inmigrantes, incluido el presidente estadounidense George W. Bush, argumentan que la mayoría de los inmigrantes hispanos cubren áreas de la economía donde escasea la oferta laboral.

Los oponentes -entre los que se encuentran algunos sindicatos-, en cambio, aseguran que los extranjeros ocupan puestos de trabajo de los estadounidenses, provocando bajas de salarios, problemas en los servicios sociales e incrementos en los niveles de pobreza.

Los economistas creen que es imposible medir el impacto exacto de una fuerza de trabajo que no está documentada y que parece decidida a permanecer en las sombras. Con todo, muchos analistas consideran que retirar a los inmigrantes ilegales de la fuerza de trabajo, como propusieron algunos legisladores conservadores, perjudicaría a los mercados laborales, en momentos en que la tasa de desempleo ya se encuentra en un mínimo de 4 años y medio.

"Reunir a millones de trabajadores y enviarlos de regreso a México será más perjudicial para la economía que no hacerlo", consideró Jeff Faux, del Instituto de Política Económica.

De acuerdo con el Pew Hispanic Center, más de 7 millones de los 11,5 a 12 millones de inmigrantes ilegales que se estima que viven en EEUU están empleados. Eso significa que uno de cada 20 trabajadores del país norteamericano son ilegales. El porcentaje es incluso mayor en algunas industrias en particular: cerca del 24% de los empleados agrícolas, un 17% de los trabajadores de maestranza, un 14% en la construcción y un 12% de quienes trabajan en la industria gastronómica.

Con el desempleo estadounidense en el 4,7%, los funcionarios de la Reserva Federal y de la Casa Blanca manifestaron que la economía está acercándose al pleno empleo, punto en el que la falta de trabajadores amenaza con provocar inflación salarial.

John Gay, importante integrante del grupo de presión que compone la Asociación Nacional de Restaurantes, dijo que la competencia de los trabajadores en muchas industrias ya no existe. "No se puede abrir un restaurante a menos que se disponga de una plantilla de personal completa, de limpiadores de vajilla, cocineros y camareros, empleos que habitualmente han sido realizados en la industria por inmigrantes", expresó Gay.


Los menos educados sufren
Pero mientras la tasa de desempleo se encuentra en niveles bajos, todavía hay 7 millones de estadounidenses desempleados. Y si bien los dos grupos no compiten por el mismo tipo de trabajo, la tasa de desocupación entre aquellas personas que no tienen un título universitario de grado es mucho mayor que el promedio nacional, alcanzando el 7%.

Audrey Singer, de Brookings Institution, manifestó que los ciudadanos estadounidenses menos educados y los más pobres son los más perjudicados por la inmigración ilegal. "Tomemos la industria avícola y de la carne. En ellas, hace sólo 10 ó 12 años, solían trabajar fundamentalmente nativos estadounidenses, y en algunos lugares ahora son muchos los extranjeros" encargados de las mismas tareas, señaló Singer.

Alan Kraut, profesor universitario de historia dijo que los inmigrantes siempre fueron mejor bienvenidos por los empleadores que por la población en general. "Los inmigrantes mantienen baja la escala salarial, se les puede pagar menos del mínimo. Serán una fuerza de trabajo disciplinada porque pueden ser despedidos o derivados a autoridades de inmigración. Son un sueño para el empleador", consideró Kraut.

Para Faux es absurda la preocupación de Wall Street o del banco central de que los incrementos de salarios podrían impulsar la inflación. "Sí, si se detiene el flujo de inmigrantes, eso realmente haría subir los salarios. ¿Qué hay de malo en eso?", cuestionó el especialista del Instituto de Política Económica.

En tanto, Singer de Brookings consideró que los costos actuales de la inmigración ilegal -bajos salarios, escuelas y sistemas de salud colapsados- serán compensados a largo plazo por los beneficios de tener inmigrantes que pagarán impuestos, algo sumamente necesario para la economía de EEUU. (Reuters)
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Estudiantes manifiestan contra la criminalización de los inmigrantes ilegales.

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