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domingo,
02 de
abril de
2006 |
A un año. La muerte de Karol Wojtyla será recordada hoy en el Vaticano
Especulan con la beatificación
de Juan Pablo II en Polonia
En la Iglesia apuestan a que Benedicto XVI saltee las normas y avance hacia la santificación de su antecesor
Stanislaw Dziwisz, desde hace poco cardenal y hasta hace un año secretario particular del Papa, tiene un sueño, un sueño audaz: si Benedicto XVI visita Polonia en mayo según lo prometido, el Papa alemán debe saltarse las normas vigentes y llevar a cabo un acto valiente, el de beatificar a su predecesor Juan Pablo II.
La ceremonia se podría celebrar en Cracovia, en una misa, ante millones de fieles. El gesto sería del agrado no sólo de los polacos. Grandes gestos, actuaciones audaces: esas eran las marcas del Papa fallecido hace un año, el 2 de abril de 2005.
Karol Wojtyla (Juan Pablo II) ofreció a los fieles actuaciones espectaculares hasta el final de sus días. Es difícil olvidar cómo el Papa, pocos días antes de su muerte, se dirigió el Domingo de Resurrección a las personas congregadas en la Plaza de San Pedro. Ante las cámaras de la televisión mundial hizo un intento de hablar, pero sólo pudo emitir un suspiro.
"Por poco se muere en público", opinó un teólogo en Roma. Seis días después de aquella aparición, el Papa estaba muerto.
Hoy, un año después, se pueden escuchar también críticas a dichas actuaciones. Sus apariciones fueron demasiado espectaculares, más de 100 viajes, su lucha pública contra la muerte, "todo un poco demasiado", afirma un alemán que trabaja en el Vaticano.
Naturalmente, críticas así sólo se formulan en privado. Sin embargo, el mismo Benedicto XVI, pese a su gran aprecio por su predecesor, mantiene un ritmo bastante más moderado que el polaco. "No la persona, sino el mensaje es lo importante", se afirma en la central de la Iglesia católica.
Muchas cosas de las que pasaron por aquel entonces en Roma parecen ahora difíciles de explicar. Por ejemplo, el que cinco millones de peregrinos llegaran a la Ciudad Eterna entre la muerte del Papa y la elección de su sucesor.
Para poder ver el cadáver del Papa expuesto en la basílica de San Pedro, los visitantes tuvieron que hacer colas de entre 10 y 20 horas. "¿Qué es lo que pasó en aquella extraordinaria primavera de 2005?", se pregunta el biógrafo alemán del Papa, Alexander Kissler.
Algunos comentaristas hablaron por aquel entonces de "un renacimiento de la religión". Otros consideraron que se debió a la magia de los rituales antiguos. Pero nadie podía explicárselo verdaderamente.
Cientos de miles de personas asistieron al funeral en la Plaza de San Pedro. En el suelo había un ataúd de madera que no podía ser más sencillo. Sobre él había una Biblia con cuyas páginas jugaba el viento. Fue una escenificación perfecta como en Hollywood, pero en cierto modo diferente.
"Santo ya"
Y entonces, cuando la ceremonia estaba por acabar y el ataúd se mostró por última vez al pueblo, se escucharon gritos de los fieles, a los que Stanislaw Dziwisz hace referencia hoy. "Santo subito" (santo ya), gritaban las personas.
¿Fue Juan Pablo II de verdad un Papa tan importante como afirman los periódicos y los expertos, los (pocos) verdaderos y los (muchos) autoproclamados?
Sin lugar a dudas contribuyó a la caída del comunismo, se pronunció sin compromisos en contra de la guerra de Irak y condenó el "turbocapitalismo". Pero dentro de la Iglesia generó también estancamiento y resignación con su política conservadora.
"Se muore un Papa, si fa un altro", afirma un viejo proverbio romano. Cuando un Papa muere, hacemos otro. Cuando salió elegido el nuevo hombre, Joseph Ratzinger, la Plaza de San Pedro se vio envuelta por el júbilo, el mismo lugar en el que dos semanas antes reinaban el luto y la tristeza. También eso forma parte del ritual.
En Polonia, donde la muerte de Juan Pablo II paralizó el país, el Papa polaco es ya hoy venerado como un santo. Se afirma que el proceso de beatificación avanza rápidamente. Normalmente suele durar años, décadas.
Sin embargo, el arzobispo de Cracovia, Dziwisz, espera que se cumpla su sueño, la beatificación en mayo, en Cracovia. Impensable no es. (DPA)
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La posibilidad de que Kartol Wojtyla sea beatificado en Cracovia sobrevuela el Vaticano.
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