Por la reconversión

Newell's necesita recuperarse ante el rojo

Nunca es aconsejable caminar por los extremos. Por eso en el fútbol argentino son tan valorados aquellos equipos que mantienen un equilibrio y una identidad de juego inmune a los contratiempos de ocasión. Hasta hace un par de semanas, Newell's venía mostrando sobrados argumentos para merecer subirse al escenario de esta distinción. Pero en los últimos partidos chocó de frente con una realidad futbolística que hoy lo obliga a una profunda mirada introspectiva.

De hecho, no fue casualidad que el plantel rojinegro realizara una fuerte autocrítica puertas adentro una vez consumada la derrota ante Goiás por la Libertadores. Todos coincidieron en que algo se rompió y urge recomponerlo.

Sobre todo porque Newell's perdió mucho más que un partido ante Estudiantes por el Clausura y otro frente al conjunto brasileño por la Libertadores. En un santiamén cedió terreno numérico y lo que es aún peor, el rendimiento exhibido empuja a una pregunta inevitable: ¿Cuál es el verdadero Newell's? El equipo que causó muy buena impresión sacándose de encima a rivales incómodos de la talla de Arsenal y Vélez, logrando la punta del campeonato. O la formación que jugó a remolque del plan diseñado por Estudiantes y Goiás, y escribió un signo de interrogación en el renglón dedicado a su juego.

En medio de esta coyuntura, el partido de esta noche ante Independiente aparece como una cita ineludible para volver a creer. El conjunto de Pumpido está obligado a reconvertirse porque el Clausura entró en una etapa en la que cada vez hay menos margen para las beneficencias.

Además pese a este momento de incertidumbre sigue prendido en el lote de los de arriba y una victoria lo devolverá al primer lugar, esperando que Boca y River les den una mano en sus respectivos partidos ante Tiro Federal y Olimpo.

Pumpido todavía no confirmó el equipo (ver aparte), aunque en la práctica de ayer fue contundente a la hora de definir este momento: "Esto se arregla ganándole a Independiente". Si bien parece una obviedad, hasta hace una semana el tinte de sus palabras era otro: es que al equipo todavía no lo habían cacheteado por partida doble.

Ortega debe convertirse en el dueño del equipo.