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sábado,
11 de
marzo de
2006 |
El legado de Lagos pesará sobre el nuevo gobierno
Víctor Gutiérrez Cortes
Santiago.- Ricardo Lagos culmina su sexenio con más de un 70% de aprobación -cifra histórica no sólo en Chile para un presidente saliente- y deja tal legado en infraestructura, economía, derechos humanos y reconciliación, que se proyecta como uno de los más grandes estadistas del país y una alta valla a superar para la entrante Michelle Bachelet.
Sobre Lagos, abogado de 68 años y doctorado en economía en EEUU, había un mar de dudas por su estrecha victoria electoral y por haber sido parte del gobierno de Salvador Allende (1970-1973), pese a que en los años 80 ya se había adherido a un socialismo moderado y "a la europea".
Es así que inició su mandato afirmando que no sería el segundo gobernante socialista, sino el tercero de la Concertación. En su gestión dio gran importancia a los privados, centró esfuerzos en componer la relación con las fuerzas armadas, reparar a las víctimas de la represión, favorecer al segmento más pobre, firmar acuerdos económicos, promover cambios culturales y acercar Chile al mundo. Lagos quería demostrar que la izquierda podía gobernar y se da por satisfecho. Deja el poder con una economía creciendo al 6% y -lejos de la tentación de elevar el gasto público- con más de 5.400 millones de dólares de superávit fiscal. La inflación está controlada y el desempleo bordea el 7,1%.
Chile firmó Tratados de Libre Comercio (TLC) y de asociación con 43 países, incluido el bloque europeo, EEUU, China y Corea del Sur, y hay seis más en los planes, entre ellos India y Japón.
En el plano de las exportaciones, por primera vez el país superó los 40.000 millones de dólares anuales. Se ampliaron las líneas del metro y se entregaron 1.500 kilómetros de ruta nacional, a lo que se suman autopistas en Santiago y la ampliación del aeropuerto de la capital. El país figura entre las diez economías emergentes que más inversión capta.
En lo político, se terminó con los enclaves autoritarios de la Constitución de 1980, quedando pendiente reformar el sistema electoral binominal que distorsiona la representación en el Congreso.
En derechos humanos se logró la cooperación de las fuerzas armadas en iniciativas, destinada a hallar detenidos desaparecidos. Por su impulso se publicó el informe Valech, que acreditó unos 28.000 casos de torturas y que derivó en reparaciones morales y económicas.
Lagos se va así con la admiración de los empresarios, que lo despidieron con aplausos y lágrimas, con el respeto militar, con grupos de derechos humanos que agradecen los avances y con gente del pueblo que lo vitorea y le exige repostularse en 2010.
Pese a todo, sus años de éxitos serán un gran desafío para la próxima administración, que sólo tendrá cuatro años para intentar superar la profunda huella que deja Ricardo Lagos. (DPA)
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