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domingo,
05 de
marzo de
2006 |
Pan y circo
Carlos Duclos / La Capital
Emerson decía que "toda violación de la verdad no es solamente una especie de suicidio del embustero, sino una puñalada en la salud de la sociedad". Sin embargo, sobre el acierto de un pensamiento tan profundo como el del escritor y pensador estadounidense quedan dudas al aplicarlo al molde político argentino y, en el caso que nos ocupa, al particularmente santafesino. No quedan dudas de que la sociedad está tan apuñalada por la mentira como aquel personaje de novela, aquella india sauk que sólo por serlo recibió no menos de 14 puñaladas con un cuchillo de matarife luego de ser alevosamente violada.
Pero como la india había aprendido a trasponer el dolor no sintió nada de nada cuando una y otra vez los segregadores norteamericanos del siglo XIX la ultimaron. ¿No le ocurre algo parecido a la sociedad argentina? ¿No es violada, apuñalada con la mentira, pero transcurre la herida sin sentirla a fuerza de tanta costumbre y resignación? Ahora, quedan muchas dudas sobre si los embusteros sufren una suerte de muerte por suicidio. Parece que si Emerson viviera en nuestros días y en nuestra tierra se asombraría al descubrir que lejos de morir políticamente los que mienten cobran más vida. Sería más que interesante que algún sociólogo desentrañara el misterio del por qué la mentira en ciertos casos es aceptada como la verdad revelada.
Sin llegar a calificar de mentirosos a los protagonistas del hecho político transcurrido en la semana -pero si de injustos en cierto modo- digamos que un agudo, inteligente y perspicaz analista de la cuestión política, sostuvo que la semana que pasó "ha sido la del circo político. Un circo -dijo con aire ufano como quien ha descubierto la piedra filosofal- muy parecido al romano, pero con signos de comedia. Un circo en el que no han faltado los leones (aludiendo a los del palacio municipal) ni los payasos (por el intendente de Córdoba Luis Juez, así calificado por el gobernador Obeid) ni el pan arrojado a la multitud". Cuando quien escribe le preguntó al analista en cuestión por qué suponía él que el hecho político más saliente de la semana tuviera un marco más circense que otra cosa aludió a varios aspectos que merecen ser analizados.
La campaña mediática de la oposición
Para el interlocutor, el intendente de Córdoba de paso por Rosario no fue sino una caja de resonancia de lo que la oposición santafesina quién sabe si cree, pero sugiere porque es necesario a los efectos de la campaña con miras al 2007. Juez aludió a 23 años de corrupción peronista en la provincia de Santa Fe, y semejante dardo envenenado de un "juez injusto", tuvo como blancos solapados, como siempre, a Carlos Alberto Reutemann y a Jorge Obeid, aunque luego se haya pretendido otra cosa. Ni Binner, ni nadie de la oposición lo desmintió y cuando el presidente del Partido Justicialista, Norberto Nicotra, respondió con contundencia al cordobés, desde el socialismo salieron a defender las palabras de éste con un argumento endeble: aludieron a las figuras de los ex vicegobernadores Antonio Vanrell y Carlos Martínez, sin tener en cuenta que el propio Nicotra ya había sugerido que el justicialismo había tenido sus problemas y los había solucionado cuando afirmó que "aquí en Santa Fe jamás tuvimos un gobernador como Angeloz protagonizando el escándalo político que sufrió esa provincia y si algún hecho irregular hubo, sus autores fueron investigados y presos". "¿Quién hizo apresar a estos peronistas en la función pública, sino los propios peronistas? El socialismo parece olvidar este pequeño detalle", dice el analista en cuestión.
Pero el interlocutor fue más allá aún e hizo suyas las palabras del ex gobernador Reviglio cuando afirmó que Hermes Binner -que guardó silencio ante la embestida de Juez- fue funcionario de José María Vernet. Y para confirmar que la manifestación de Reviglio no fue un embuste sacó de su bolsillo una entrevista que un periodista rosarino le hizo a Binner el día domingo 29 de junio del año 2003, en la que se lee lo siguiente: "A usted le cuestionaron -dice el periodista- que haya elegido como vice nada menos que al ex ministro de la Producción del gobierno de Reutemann". Y Hermes Binner responde: "Insisto, lo que estamos construyendo es una coalición con gente honesta, conocedora de la provincia y con vocación de cambio. Lo que nosotros buscamos en Paulón no es un ex ministro, sino un experto en el sistema cooperativo y en el desarrollo de pequeñas y medianas empresas. Ese es la razón y no otra. Además no todos son iguales, la experiencia y la trayectoria en los cargos públicos es invalorable, yo mismo fui director del Hospital del Centenario cuando José María Vernet gobernaba Santa Fe y no creo que eso haya menoscabado mi gestión..." ¿Sin palabras, verdad?
Algo para recordar
La verdad es que el actual diputado nacional del socialismo en su intento por llegar a la Casa Gris no escatimó esfuerzos, y es legítimo que así haya sido: participó en alianzas con Usandizaga y con Alberto Natale (cuyos pensamientos políticos no son precisamente afines con el socialismo), estuvo con de la Rúa, reconoce que pactó con una parte del peronismo (que su actual amigo político cordobés califica de corrupto) y llevó como candidato a vicegobernador a un ministro de Reutemann. Por lo demás, aceptó como candidato a diputado nacional oportunamente al abogado rosarino Carlos Favario, quien no por haber pertenecido al gobierno municipal de la dictadura deja de ser una excelente persona. Y el mismo Binner también admite haber sido funcionario de José María Vernet. La pregunta es: ¿cómo es que guardó silencio ante la aseveración de Juez de que en Santa Fe hubo nada menos que 23 años de corrupción? Tal vez la respuesta pueda ser encontrada en la permanente acción de muchos políticos y de casi todos los signos, quienes no escatiman esfuerzos y estrategias para lograr sus propósitos. Y lo cierto es que no está mal que así sea siempre y cuando, al menos, exista cierta coherencia y determinado respeto no sólo por el adversario, al que muchas veces se denosta injustificadamente, sino por la sociedad que debe asistir eternamente a los intercambios de epítetos entre los dirigentes, pero pocas veces al cambio fructífero de ideas en función de proyectos que sirvan.
Desde luego que este pan y circo no puede achacarse a un dirigente en particular, sino a muchos en general. Así, la falta de coherencia queda patentizada, por ejemplo, en algunos concejales del Ari que, incluso en contra de la postura del partido, han votado favorablemente por el aumento de las tasas. La incoherencia y la paradoja se incrementa en el caso de algunos ediles de ese partido, quienes hasta hace no mucho tiempo atrás eran defensores de los consumidores. Por lo demás, la tibia, pobre y dudosa oposición que algunos concejales peronistas han protagonizado en los últimos años forma parte de esta incoherencia política que da lugar a que se reflexione sobre si no es cierto que aquí hay un circo en el que no faltan los leones, los payasos y el pan. El pan sí, porque como bien dijo el analista de marras "la verdad es que no se sabe bien si algunos son demasiado vivos o más buenos que el pan". ¿No es demasiado?
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