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domingo,
05 de
marzo de
2006 |
Marcha hacia la iglesia de Nazaret
Masiva protesta por el incidente del viernes en el templo cristiano
Jerusalén.- Miles de personas marcharon ayer hacia el pueblo árabe-israelí de Nazaret para protestar luego que un hombre israelí, su mujer cristiana y su hija encendieran petardos en uno de los sitios más sagrados para los cristianos en Israel. El incidente ocurrido el viernes en la Iglesia de la Anunciación de la ciudad de Nazaret provocó peleas, que según informaron los medios dejaron a varios policías y civiles heridos, y automóviles dañados.
La Iglesia de la Anunciación está construida sobre una gruta sumergida donde, según la tradición católica romana, el ángel Gabriel le dijo a la Virgen María que daría a luz a Jesús.
La policía dijo que los motivos del incidente del viernes fueron personales y no políticos, pero los ataques en sitios sagrados siempre provocan tensiones en Israel, cuya minoría árabe ha sido calificada como extremista y usualmente se queja de discriminación. "Al pueblo árabe-israelí se le está acabando la paciencia y es hora de que los líderes israelitas hagan algo al respecto", señaló Shawki Khatib, presidente de un comité de liderazgo árabe-israelí.
Por su parte, el arzobispo Elias Shakur, el principal jerarca católico en Nazaret, convocó a la unidad entre los ciudadanos de Israel y dijo que los atacantes eran extremistas solitarios. Aunque reconoció la respuesta israelí, consideró que "no es suficiente". "Es una gran tragedia para todos nosotros en Israel, y para los cristianos, el que nuestros lugares más sagrados sean dañados y usados en actos de barbarie", dijo.
Llamado a la calma
Bajo las órdenes del primer ministro de Israel, Ehud Olmert, de mantener la calma, la policía mantuvo distancia mientras miles de clérigos cristianos y musulmanes, legisladores y laicos marchaban hacia el centro de Nazaret, algunos llevando banderas palestinas. La marcha se dispersó sin incidentes, pero cerca de diez partidos de fútbol debieron ser pospuestos para evitar mayores tensiones.
Los árabes-israelíes representan cerca de un 20% de la población de Israel y descienden de familias que se quedaron en el país tras ser forzados a salir durante la guerra de 1948, cuando se fundó el Estado judío. Muchos de ellos simpatizan con los palestinos en los temas de la Franja de Gaza y Cisjordania, pero pocos se han visto envueltos en actos de violencia.
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