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domingo,
02 de
octubre de
2005 |
Hay que esperar a los pibes
Luis Alberto Yorlano
Todavía se puede enriquecer al fútbol. Gimnasia, hace una semana, demostró que jugando bien se puede ganar, se aferró al viejo concepto de hacer la nuestra, gustó y encima goleó a Central. Llegó el momento que los técnicos comiencen a utilizar las prácticas para mejorar la técnica, no cómo hacer para destruir la del rival. Casi la mayoría de los goles se hacen en pelotas dividas. Son más por casualidad que por la causalidad. Hoy la persecución, la marca personal y los manoseos son cosas frecuentes cuando una pelota va al área. ¿No habrá llegado la hora de cambiar? Este Miguel Angel Russo que dirige a Vélez es distinto al que dirigió a Central. Pero este cambio también responde a la técnica de los jugadores que se formaron en las inferiores, llegaron a primera y permanecieron, y ganaron experiencia durante el retorno de Raúl Gámez a la presidencia del club.
Cuando Russo observó que estos jugadores no eran adecuados para los pelotazos, planteó las cosas de otra manera. Y así parecieron Somoza, Castromán, los dos Zárate, Broggi, Sena, Gracián. ¿Estaremos volviendo a los
viejos tiempos, cuando la técnica individual superaba a los planteos tácticos?
En los últimos tiempos vimos goles para gustos especiales y futboleros exigentes. Es que los jugadores que provienen de las inferiores conocen la idiosincrasia de la hinchada, y por eso marcan la diferencia con los que se incorporan a préstamo. Aquellos que muchas veces mal llamados refuerzos taponan a tantos jóvenes de la inferiores que terminan malográndose y con la posibilidad de caer en lo que muchos llaman la generación de frustrados.
Mascherano y Lavezzi son la clara demostración de que los porteños se avivaron y se metieron en esta rica región futbolera del país. ¿Los pibes de la zona ya no son el futuro patrimonio de Newell's y Central? Las cosas ahora son distintas. Los clubes y empresarios de Capital Federal tienen filiales y pensiones donde
alojan a los del interior de la provincia.
Por eso hay que revisar el tema de las incorporaciones que terminan taponando a los de abajo. ¿Por qué los mal llamados refuerzos tienen más posibilidades que los del club? ¿Villa y Román Díaz en
Central porque son mantenidos en
el equipo aún jugando mal? Y en Newell's pasa lo mismo con jóvenes de gran
futuro como Steinert, Scocco y Borghello, que los técnicos y la gente no les tienen la misma paciencia que les tuvo y
tienen a otros que vienen de afuera.
Acierta Gámez cuando dice "Vélez no vende jugadores a equipos argentinos porque se refuerzan y después te
ganan y son campeones". Hay que
buscar la forma de competir con los jugadores del club. Esperarlos,
protegerlos y formarlos. Sé muy bien que siempre hay un tiempo para una buena venta, pero para el hincha la buena venta
la quiere después de haberlos disfrutado.
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