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 domingo, 02 de octubre de 2005  
Consumismo versus revolución bolivariana
Mansiones y lujosos negocios proliferan en Venezuela, un país donde la mayoría es pobre

Ian James

Caracas. - El shopping center es una combinación de pantalones Guess, carteras Louis Vuitton y teléfonos celulares Motorola, un templo al consumismo en un país que supuestamente transita el camino al socialismo. Tan popular es el centro comercial Sambil que "sociedad Sambil" se ha convertido en un término peyorativo del vocabulario socialista venezolano. El presidente Hugo Chávez pide a su nación, rechazar el consumismo y construir una Venezuela "más justa". Pero para muchos es difícil aceptarlo.

"Nosotros somos capitalistas, consumistas por naturaleza", dice Marbelys González, de 26 años, mientras pasea por el centro comercial con dos amigas, cargando una bolsa con cinco pantalones de marca. "Somos enfermos para comprar. Si salimos y no compramos nada, no nos sentimos bien", dice con los lentes de sol puestos sobre su cabello teñido de rubio. Pero Marbelys González no forma parte de la elite de Venezuela, usualmente menospreciada por Chávez. Es una estudiante universitaria de clase media cuyos gastos son cubiertos por su padre, un joyero, y su novio, un soldado.

La mayoría de los venezolanos es muy pobre para permitirse lujos, pero vive en un ambiente que invita al consumo, la cirugía estética y las camionetas 4x4, en autopistas tapizadas con carteles de relojes suizos y whiskys escoceses.

El presidente manifiesta admiración frecuentemente por Fidel Castro, pero Caracas se parece muy poco a La Habana. Lujosos clubes sociales, mansiones amuralladas y escuelas privadas son la norma de los mejor acomodados, mientras los pobres viven en barriadas donde las peleas armadas y las familias rotas son comunes. Pero aun entre los pobres la llamada del consumismo es evidente en las zapatillas Nike que calzan y en las antenas de televisión por satélite que sobresalen de las casas.


Una sociedad dividida
Chávez dice que el capitalismo originó la pobreza en Venezuela, y que el nuevo "socialismo del siglo XXI" puede terminarla. "Es una búsqueda de justicia social, de igualdad", aseguró recientemente. "El modelo capitalista es perverso. Favorece a una minoría, y expropia a la mayoría", afirma.

En sus casi siete años de gobierno, Chávez ha encabezado una sociedad cada vez más dividida por su política y algunas veces sacudida por episodios violentos que enfrentan a sus seguidores contra sus enemigos.

No está claro qué tipo de socialismo busca Chávez, pero sus movimientos más recientes dan pistas: aumenta los impuestos a las empresas extranjeras que explotan petróleo, establece tiendas para vender comida a bajos precios para los pobres, subsidia cooperativas industriales y agrícolas y otorga tierras expropiadas a hacendados pudientes a campesinos pobres.

"Se va pareciendo cada día más al comunismo de Fidel Castro", dice Jesús Garrido Pérez un diputado de oposición. "El desastre económico ha empezado". No es así, responde el mandatario. "Nosotros aquí no vamos a copiar ni el modelo cubano, ni el modelo chino, ni ningún modelo. Estamos construyendo nuestro modelo".

En un auditorio repleto, el diplomático de alto rango William Izarra condujo recientemente un seminario sobre la "revolución bolivariana" de Chávez. "¿A qué se refiere un nuevo orden social?", preguntó Izarra. "Un nuevo sistema político, una nueva forma de conducir la sociedad, una nueva forma de pensamiento y de interpretar la realidad", se respondió. Su presentación audiovisual dibujó la ideología emergente combinando imágenes de Simón Bolívar, la bandera amarilla, azul y roja de Venezuela, de Che Guevara, Jesucristo y Chávez usando la banda presidencial.

Moverse hacia esa visión requerirá grandes cambios en la manera de pensar de muchos venezolanos, asegura Luis Damiani, un profesor de sociología que simpatiza con las ideas del jefe de Estado. "Es un problema de valores", opina Damiani. "Están inmersos todos los sectores sociales en los valores del consumismo", añadió.


Una mala palabra
Algunos opositores acusan a Chávez, un ex oficial electo en 1998, de planear el asalto de la propiedad privada, señalando su reforma agraria como el inicio. Pero Chávez ha insistido en que la propiedad privada será respetada y los negocios alentados. "Ser rico es malo", dijo el presidente en un discurso. "Los que tienen mucho dinero deben donarlo", puntualizó.

Chávez ha denunciado insistentemente que sus opositores están decididos a tumbarlo o matarlo. Cuando el reverendo estadounidense Pat Robertson sugirió en televisión que agentes de su país deberían asesinarlo porque representa una amenaza, Chávez dijo que Robertson había "expresado el deseo de la elite gobernante de EEUU". El reverendo se disculpó.

Chávez asegura en sus largos discursos que Venezuela necesita un cambio radical. Afirma que las universidades deben dejar de ser elitistas, los negocios deben servir a las necesidades sociales, y los venezolanos deben dejar de preocuparse por la ropa que usan y los vehículos que conducen.

El mandatario ha chocado con los líderes de la Iglesia Católica, aunque insiste en que su revolución tiene a Dios de su lado. "Nosotros andamos por el camino de Cristo", asegura. (AP)
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El shopping Sambil en Caracas.

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