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 domingo, 02 de octubre de 2005  
Estimulación temprana: Abrazos vitales

Existimos y nos realizamos en ambientes de sociabilidad, es decir, dentro de interacciones con semejantes. Toda creatividad y realización humana se consuma en la interacción.

El vínculo social se fundamenta al inicio de la vida en el abrazo materno, durante el amamantamiento y los cuidados. Ese abrazo se compone del flujo tibio de leche, la mirada, las caricias, los susurros; se ubica al comienzo de todo vínculo social y de la posibilidad de existir, amar y construir la estima de sí. El niño toma contacto con mundo a través del pezón, del calor de la piel. En un mismo acto material y simbólico, es abrazado por la madre que está inserta en el marco cultural y social.

En estos primeros tiempos, la vida es absolutamente precaria. Bajo la mirada de los mayores, el bebé se encuentra al principio absolutamente indefenso. Entonces no hay capacidades lingüísticas, ni pensamiento; la percepción del mundo es borrosa, y nada haría prever en sí la continuidad. El cuerpo es sede pasiva de sensaciones por estímulos: internos como el hambre, externos como el frío. La motricidad es entonces puramente espasmódica, compulsiva.


Cuidados y crianza
La disposición materna y paterna, el deseo de "cuidados y crianza", hacen que el lactante enfile el desarrollo vital y el crecimiento. El doctor René Spitz demostró en una maternidad que la estimulación temprana, táctil, la mirada, la caricia y el beso resultan vitales. Los niños que no recibían el cariño materno (fundamentalmente de otro que cumpliera la función de maternaje) prontamente morían o languidecían.

Spitz expresa que "ese abrazo como gesto simbólico señala contención e integración (iniciación) al lazo de los demás, lo que representará luego la sociedad humana para cada uno". Qué valor tendría ese "primer gesto humano", continuado en toda la niñez, si se reflexiona que en esas manos que contienen al infante se inicia la posibilidad de amar y la estima tan importantes para la convivencia social.

Pondría como ejemplo de la significación del abrazo el gesto del político sobre su pueblo (apertura de brazos tendidos). En ese gesto de incluir y aceptar, late la remota significación de haber sido la persona aceptada y deseada en la infancia.

Tanto las relaciones positivas de amabilidad como las intensas e íntimas que impliquen cualquier grado de unión, llevan implícita la marca de los contactos primeros y posteriores del niño con los adultos. El ser abrazado es el modelo inicial del "ser querido", "valorado" y "aceptado".

Cuando los amantes se entregan al erotismo y al placer, implicando sus cuerpos, viven momentos de valor intenso, que va más allá del placer sensual, haciendo presente el primer gesto de aceptación, de unión: el significado amoroso del abrazo.

Tanto a nivel individual como a nivel grupal el abrazo es un modelo ejemplar del vínculo social, y está en la base de la sociabilidad y del afecto de toda relación.

Martín Berasain

Psicólogo

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