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 domingo, 02 de octubre de 2005  
La explotación de los cuerpos en 20 imágenes
Hersilia Alvarez abrió su muestra "Putas" en el Berlín

Eugenia Langone / La Capital

La prostitución, la comercialización del cuerpo y las mujeres como pura mercancía forman parte de la compleja trama que la fotógrafa Hersilia Alvarez intenta abordar a través de las 20 imágenes de su instalación llamada "Putas", que desde el jueves pasado y hasta el 26 de octubre próximo puede verse, desde las 22, en el bar Berlín (pasaje Zabala 1128). Un trabajo realizado, según asegura la propia autora, "en el límite entre la realidad y la ficción", y que a la vez intenta cuestionar "la moral colectiva que siempre juzga a las mujeres".

Cuerpos desnudos, partes de cuerpos desnudos, cuerpos envueltos, retratos, autorretratos, maquillajes grotescos y fotos intervenidas. Esas son las imágenes de mujeres que aparecen en la muestra "Putas", un título que Alvarez eligió como "una verdadera provocación, una protesta".

La fotógrafa y comunicadora social de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) Hersilia Alvarez nació en Pinto, una localidad del sur de Santiago del Estero, pero desde hace ya una década está en Rosario, donde estudió, vive y trabaja. Y fue justamente aquí donde comenzó a abordar la temática de la "comercialización" de los cuerpos.

"El consumo, la mujer como producto del mercado tanto a través de la explotación sexual, y la trata de blancas, como en las publicidades donde se venden mujeres siempre bellas", son los dos aspectos abordados en la puesta, explica la fotógrafa.

Alvarez hace tiempo que trabaja sobre esta problemática y lo hace "desde el punto de vista del género". Según asegura, es "una temática que abordó a través de estas fotografías que son fragmentarias y que a la vez constituyen una obra en su conjunto; son imágenes que se encuentran en el límite entre la realidad y la ficción".

Así, las fotografías también se convierten en "una protesta contra la explotación sexual de las mujeres, contra su comercialización; por eso se exhiben cuerpos envueltos y aparecen manchas como moretones y maquillajes grotescos, donde se resaltan los labios de rojo furioso".


Un discurso hipócrita
Y al tiempo que protestan, las imágenes también son, según relató Alvarez, "un pedido, un reclamo de igualdad porque siempre en el discurso aparecen las putas, mujeres".

Pero el pedido de igualdad de Alvarez no se queda sólo en la protesta por la explotación sexual femenina. Es que para la artista, existe un discurso "hipócrita" y una "moral colectiva que juzga todo el tiempo a las mujeres y que, incluso, existe entre las mujeres mismas".

De esa manera, la fotógrafa plantea que la venta de los cuerpos no sólo pasa por la prostitución, sino también por ese mercado masivo que incita al consumo y ofrece en las publicidades de mujeres siempre bellas y eternamente jóvenes.

"Y ni hablar de lo que sucede si una chica transgrede un límite, una norma establecida por esa moral colectiva; enseguida es juzgada como una puta -continúa la artista-. Es más, si una chica se acuesta con un chico en su primera cita, claro que va a ser señalada como una puta por esa moral".

Y ante eso, Alvarez asegura que la igualdad de géneros "es sólo discursiva" porque "dicen que mujeres y hombres son iguales, pero la mirada colectiva juzga a las mujeres todo el tiempo".

Por eso en su obra aparecen esas figuras femeninas que, según ella misma relata, "sólo pueden transmitir eso de estar allí, colgadas para la venta, en dirección y espacio atemporal, susurrando una música perdida. Como un producto que está vacío, que se defiende en un estado casi inconsciente".
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Las fotografías de Hersilla Alvarez pueden observarse hasta el 26 de este mes.


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