Moda de primavera: se viene con todo el estilo oriental, hippie y gitano

Arrasan las túnicas hindúes y las polleras amplias con volados. La onda es prendas muy sueltas y frescas

Bordados y batiks, polleras largas, con volados o en capas, túnicas de todos los largos, hilos de cobre y oro, piedras y hasta espejos sobre las telas y calzados son algunas de las tendencias que distinguen a la nueva moda de primavera con unos increíbles aires bohemios y orientales. Se trata de combinaciones a la vez chic y artesanales, que respetan la comodidad del cuerpo con prendas sueltas, frescas y vaporosas en telas como la vieja bambula, la gasa, el lino y el algodón.

El equipo infaltable incluye túnicas bordadas en cualquier largo, polleras floreadas, vaporosas, con volados, lazos o en capas, pantalones sueltos, babuchas, mucha combinación de estampados y telas, encajes, detalles en crochet, hilos dorados, canutillos, mostacillas y apliques.

El calzado -muy, pero muy bajo, o con plataformas impresionantes- y las carteras repiten la misma onda, con osadas amalgamas de texturas bordadas y colores vivos.

Basta caminar por los locales comerciales de la ciudad, grandes o pequeños, para ver que la ropa de procedencia hindú recuperó el terreno que supo tener hace años, pero esta vez suman además otros orígenes de Oriente: para mal de la industria textil nacional, a la etiqueta que reza India se suman otras de Oriente, entre ellas China, Indonesia y Paquistán.

"Ahora también se están imitando prendas de estilo hindú acá en Argentina", aclara la vendedora de un coqueto local de la galería Favorita, atiborrada de accesorios de estilo oriental. "Pero nunca logran lo mismo, que es que no se repitan los diseños en las telas y que cada prenda sea única". O así es, al menos, como se ven desde estas ansiosas tierras los productos textiles importados que después de la devaluación (y, notablemente, pese a ella) vuelve a estar a mano, física y económicamente hablando.

Para tener una idea: una pollera hindú con telas superpuestas, colores increíbles y una caída impecable se consigue desde 58 pesos (el exacto modelo se vende en otros negocios a 90 y más), las túnicas arrancan desde menos de 30 y las carteras bordadas se consiguen a partir de los 25. Aunque depende de cada bolsillo, comparativamente con otros artículos no parecen malos precios.


Tierras lejanas
Que esas prendas exhalen esta temporada -por su origen lejano- ecos exóticos las emparenta con el llamado "estilo étnico", lo que permite combinarlas con aires artesanales (bordados en hilos, broderie, puntillas, lentejuelas de todos los tamaños, piedras, trocitos de espejo, yute, soga, encajes), gitanos (prendas superpuestas, boleros anudados, faldas floreadas, amplias y con volados), africanos (diseños en animal print, colores safari, cueros trabajados, detalles en madera, hueso o marfil) y una variopinta serie que parece extraída de las mil y una noches, como las babuchas árabes o el caftán marroquí.

Los colores de la temporada son vitales: amarillo, coral, verde, naranja, lavanda, rosa viejo y marrón chocolate, pero la indiscutida estrella de la primavera será el azul en toda su gama (marino, turquesa y celeste) y más si se lo combina con blanco. En cuanto a los estampados, las flores grandes, aunque siguen los psicodélicos sixties y vuelven los frescos lunares.

Los zapatos mantienen la misma onda que la ropa. Los hay chatitos, bordados, tan sutiles y mágicos que parecen a punto de salir a bailar solos una melodía oriental. Los hay clásicos (en versión de punta estrecha, pero también piadosamente superredonda), siguen las balerinas y vuelven las sandalias con altísimas plataformas o tacos chinos, en esos casos frecuentemente acompañadas por corcho, yute y soga.

Ahora viene la ropa suelta.