Año CXXXVIII Nº 48853
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Escenario
Señales
Economía
Mujer
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Salud 24/08
Turismo 21/08
Mujer 21/08
Economía 21/08
Señales 21/08
Educación 20/08
Estilo 02/07

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 28 de agosto de 2005  
La opinión de los periodistas

Marcelo Ramírez

(Comentarista de La Red)



Se termina una etapa, un torneo, un proceso para cualquiera de los dos equipos; con el antecedente que la gente no soporta perder con su rival y mucho menos en una instancia final. Se prevé un encuentro cerrado, peleado en la mitad de la cancha, con la postura de encontrar el gol desde el inicio y abrir el juego. Es necesario saber que nadie puede mantenerse pasivo en una final. Central en el clásico de ida logró cortarle el circuito futbolístico a Newell’s pero no pudo quebrar el cero. Con la condición de local tendrá que buscar la profundidad ofensiva del torneo Apertura, mas allá de no contar con el gran ausente: Alemanno. Newell’s con una defensa formada por Vella, Maidana, Spolli y Ré tratará de tener salida por derecha para cerrar la trepada de Rivarola y Papa. Todavía, el chileno no confirmó el equipo, pero no mantendrá juntos desde el arranque al Burrito y a Manso. Seguramente buscará colocar un extremo para acompañar la potencia y el cabezazo de Silva y así mantener preocupados a los marcadores volantes del equipo de Cuffaro. Los rojinegros insisten con la diferencia del gol de visitante. Los canallas aseguran que esta situación no es una preocupación. Lo cierto es que por juego o por penales uno quedará en el camino; y allí también podrán sucumbir técnicos y los gobiernos de turno. Por eso, y siempre con la consigna de mantener la indispensable calma social, es necesario que todos entiendan que este tipo de encuentro tiene estampa de final; y en esta instancia se gana como se puede y no como se quiere.



Luis Ricossa

(Canal 3)



Para analizar este clásico tenemos que pensar en lo positivo y negativo de cada equipo, más allá de que a menudo no inciden demasiado los antecedentes cuando comienza a rodar la pelota. El equipo de Olmos tuvo serios problemas para generar situaciones de gol, pese a contar con jugadores denominados distintos para ese tipo de tareas. En rendimientos individuales hemos observado bajones muy pronunciados como el caso de Belluschi, quien seguramente volverá a su nivel, y la espera eterna de Manso. Como para destacar virtudes, Newell’s tiene al mejor arquero de América, una defensa firme y jugadores con jerarquía internacional como Ortega, determinantes en este tipo de enfrentamientos. Por el lado de Central, no hay nombres rutilantes, y a veces aparece su goleador Emanuel Villa peleando contra el mundo para tratar de lograr explosión en los últimos metros. Si tomamos como referencia el partido del Coloso, Central llegó más y se mostró con un esquema más sólido y aceitado. Newell’s tuvo menos chances y sólo jugó al pelotazo para Silva. Igualmente el resultado no fue malo para el equipo de Juvenal a partir del peso que puede tener un gol de visitante en esta definición. Lo importante será poder ver el espectáculo máximo que tiene la ciudad. Y lo que es más importante, sin incidentes. Para que solamente se hable del clásico más pasional de nuestro fútbol, aunque sólo uno tendrá su fiesta.



Pablo Soria

(El Ciudadano)



El clásico más efervescente, sanguíneo y pasional, como ningún otro que pueda conocerse por estas latitudes, merece una definición copera acorde a la historia de ambos, bien lejos del miserable conservadurismo que cada dos por tres suelen entregar Central y Newell’s. Un enfrentamiento al que últimamente le quedó chico el rótulo de espectáculo deportivo y que bien podría encasillarse en el marco de fenómeno social y cultural por todo lo bueno y lo malo que moviliza, exacerba y rodea en torno a las masas. Independientemente de los méritos hechos por ambos para codearse en el concierto sudamericano, no aparecen señales que presagien un cambio de mentalidad. El partido de ida bien puede servir de referencia. Porque resultó la enésima muestra gratis de un juego perverso entre dos que no pueden vulnerarse y terminan conformándose con lo poco que hay por repartir, con más conveniencia que convencimiento. Es que tantas presiones giran en torno del clásico que ninguno se anima a dejar una mísera propina en pos de tener un acto de generosidad hacia un eventual triunfo. También se prevé un desquite cerrado y friccionado. Sólo un gol en el primer tiempo podría romper la esquematización planeada por los técnicos. Aunque ahora le toque a Central ejercer la localía, llegó el turno de que los dos salgan a vencer al miedo a perder que impera en Rosario. Un acto que los engrandecería aún más, a margen del resultado. Porque también se puede ser grande en la derrota sin caer en la tentación de la burda conveniencia.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Notas Relacionadas
El fútbol argentino habla del clásico de mañana


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados