La cantante festeja sus 10 años de canto popular con un álbum doble

Soledad: "Me doy libertad para gozar de cosas de las que antes no disfrutaba por miedo"

El Tifón de Arequito confesó que las decisiones correctas en su carrera no siempre la ayudaron en su vida

U. G. Mauro / Escenario

"Para algunos, muchas cosas que hice fueron aciertos o fracasos, pero yo pienso que todos han sido aciertos, desde el mismo momento en que todavía estoy aquí", aseguró a Escenario Soledad Pastorutti, quien celebra diez años de trabajo profesional con el reciente lanzamiento de un álbum doble titulado "10 años de Soledad", en el que recorre las canciones más exitosas de su carrera en nuevas versiones y además ofrece un nuevo repertorio que incluye clásicos y tres temas de su autoría.

-¿Creés que tu éxito fue desmesurado?

-Creo que fue inesperado. Ahora cumplo 10 años con la música y quizás no tengo que contar fracasos. Tuve discos que se vendieron más y otros menos, recitales con más o menos gente, pero hace 10 años que trabajo continuamente todos los fines de semana y eso es un éxito sin medida, en el sentido de que no sé cuándo termina. Nunca hablo de éxito desmesurado, pero sí de un gran cambio que ocurrió en mi vida. Hoy me acostumbré a esta vida y creo que después de trabajar mucho, llegó la etapa de disfrutar tras todas las decisiones que a veces tomé siempre a favor de mi carrera, pero no tan a favor de mi vida.

-¿Cuáles fueron esas decisiones que considerás equivocadas para tu vida?

-Yo fui muy cuidadosa y respetuosa hacia mi carrera y también muy autoexigente. Nunca salía un fin de semana si tenía que actuar, para cuidarme, pero como ahora empiezo a entender el funcionamiento de mi voz, juego un poco más con eso. Me doy libertades para gozar de cosas de las que antes no disfrutaba por miedo.

-¿Cosas como cuáles?

-Cuando uno siente el asedio del público tiende a encerrarse, a no salir. Hoy, en cambio, es como que me cargué encima el hecho de que soy Soledad, que tengo esta cara y me tomo más libertad para portarla, pero culpas no tengo. Lo que creo que tengo es una filosofía de vida medio jodida, por la cual por cada cosa buena que me pasa siempre espero que me pase alguna mala.

-Según contaste, solías emborracharte, ¿cómo es una borrachera tuya?

-De las de tipo divertido, nada melancólico o tanguero (risas), pero de algún modo parece que en alguna parte conservo la lucidez y jamás intento manejar ni hacer nada imprudente. Además hace mucho que no lo hago, desde que estoy de novia respeto las cosas (risas), pero Jeremías (el novio) me tuvo que bancar bastante.

-¿Y eso cómo anda?

-(Risas) Bien, todo bien.

-¿Por qué creés que "a veces debería ir a un psicólogo", como declaraste?

-Porque debo sostener ciertas posturas frente a los cambios tan bruscos que hubo en mi vida y vivo momentos de inseguridad..., pero después hablo con algunos colegas, cantantes y actores, que me dicen que esto, en nosotros, es normal... ¿Viste que se puso de moda de nuevo ir al psicólogo? Tengo tres amigas que estudian Psicología y no me han recomendado nada (risas).

-Considerando todo lo que hiciste hasta el momento, ¿alguna vez te sentiste confundida respecto del rumbo que tomaba tu carrera?

-La cosa no pasaba por dicotomías como música versus TV y cine o por folclore sí o no. Para algunos, muchas cosas que hice fueron aciertos o fracasos, pero yo creo que todos han sido aciertos, desde el mismo momento que todavía estoy acá. No estoy diciendo que la tengo re-clara; incluso es cierto que ahora no sabía qué tipo de disco sacar hasta que Afo Verde -que de ahora en más va tener mucho que ver con mi carrera y que en el disco aporta además un tema suyo que se llama "Brindis"- me hizo comprender que esto de cumplir diez años de trabajo no era un hecho menor.

-¿Tus fans te siguen viendo como cuando tenías 15 años?

-No. Ahora hay más piropos, cosas muy lindas. Por supuesto, como mujer me encanta seducir y si encima tengo un escenario para mí, cómo no lo voy a aprovechar.... Pero no soy de mostrarme. Me visto prácticamente de gaucha, aunque por ahí me ponga algún escote, para sugerir un poco. Me encanta que me vean como mujer. Me preocuparía que me vieran como a un animalito.

-Hace 10 años eras una gran figura adolescente que juntaba en su vieja casa de Arequito los miles de peluches de otros adolescentes, ¿dónde están hoy esos muñecos?

-A muchos los sigo teniendo, pero la mayor parte, después de consultar con los clubes de fans para que nadie se ofenda, los doné a diversas entidades de Arequito, de Buenos Aires y de Rosario. A la gente le digo en los recitales que gracias a todo lo que me dio la vida, a los peluches ya no los disfruto y que ya tengo 24 años.

-¿Nunca sentiste pudor y ganas de pedirle al intendente que saque el monolito que te representa en la plaza de Arequito?

-No es que me de pudor o me enorgullezca, pero creo que si en un pueblo se decide hacer un homenaje a alguien que está vivo, cuando en este país todos los homenajes se hacen después que el tipo está muerto, es una virtud del pueblo. Lo que sí tengo es un gran agradecimiento hacia la persona que lo hizo, que fue una maestra mía. No se te ocurra hablar mal de mí delante de ella porque te mata. Además, esas cosas se hacen con consenso popular, algo que no habla de "la prócer Soledad", porque no lo soy, sino de una cuestión de cariño.

-Pero cuando pasás con la camioneta, ¿lo mirás o no?

-(Risas) Es algo que está tan incorporado al paisaje del pueblo que no lo miro, pero... ¿la verdad? Me da un poco de cosa cuando paso por ahí.

Soledad admitió que poder trabajar todos los fines de semana es un éxito sin medida.