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domingo,
28 de
agosto de
2005 |
Una historia que muestra las dos caras de la moneda
A Víctor Aranda las vueltas de la vida le han hecho estar literalmente en ambos lados del mostrador. Hasta abril de 1998 fue gerente de Recursos Humanos de Fader, la metalúrgica que a fines de los 70 exportaba motocompresores herméticos para refrigeración a Brasil y diversas partes de Asia. Décadas más tarde, con la convertibilidad y la libre apertura de mercados de por medio, entró en desgracia.
"El 3 de abril de 1998, el mismo día del cumpleaños de mi hija, me avisaron que la firma había quebrado. Tuve que redactar los telegramas de despido y, obviamente, también el mío", recordó.
Ese día se quedó sin trabajo con 43 años y empezó una debacle que derivó hoy en el inminente remate de su casa. A pesar de todo, no bajó los brazos. Junto a otros ex empleados de Fader conformó una cooperativa y después de largas batallas judiciales están a punto de comenzar a producir.
Se unieron a la cooperativa Ruedas Rosario, que formaron ex empleados de Cimetal y, junto a los de Herramientas Unión, crearon el Centro Metalúrgico de Rosario.
El lunes pasado, el flamante centro recibió un crédito de 240 mil pesos con el que comprarán maquinaria y "a fines de octubre" esperan estar produciendo autopartes para diversas empresas del país.
Aunque por ahora son sólo diez personas, según los cálculos de Aranda, "si todo sale bien dentro de un año deberían estar trabajando unos 100 operarios".
Ahora esperan ansiosos al miércoles próximo. Es que ese día el centro metalúrgico recibirá el primer torno y dentro de un mes lograrán tener el segundo. Después sólo habrá que poner manos a la obra y ver si el esfuerzo de la gente se traduce en recuperación de fuentes de trabajo. Sus colegas de DIC ya lo lograron y todo hace pensar que su experiencia puede ser imitada.
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