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sábado,
23 de
abril de
2005 |
Una despedida emotiva para un amigo
Pocos en Murphy pensaban que el Lole podía hacer un lugar en su apretada agenda para darle la despedida final al viejo caudillo peronista Emilio Marciano. Fiel a su estilo campechano, Reutemann ingresó silenciosamente a la sala velatoria ante el cerrado aplauso de las casi doscientas personas que estaban en el lugar. Levantó la mano y sólo atinó a decir: "No es momento para aplausos". Emilio Marciano, el ex presidente comunal de Chovet Alfredo Calatraba y el ex senador santafesino Arturo Di Pietro (oriundo de Hughes) fueron los tres puntales del Lole en el sur santafesino cuando éste se largó a incursionar en la arena política en 1991. "Fueron tres grandes personas que me ayudaron a construir un espacio político en el sur provincial", dijo emocionado. "A Marciano lo recuerdo como una gran persona. Una anécdota que lo pinta de cuerpo entero es que desde la madrugada él recorría su pueblo para ver cómo estaban las cosas", contó el Lole, y agregó que "varias veces a las tres de la mañana o a las cuatro tomamos café y charlamos sobre las necesidades de su querido Murphy". El senador acompañó en todo momento la larga caravana que culminó en el cementerio local. Pocas veces en esa comunidad se vio un cortejo fúnebre tan impresionante. Antes de emprender la retirada dejó sentado una frase emotiva. "Vine para despedir a un amigo, a una gran persona como era Emilio Marciano".
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