| domingo, 06 de febrero de 2005 | Brasil está inmerso en su frenético carnaval El rock irrumpió sorpresivamente en Salvador y se impuso sobre los ritmos más tradicionales Brasil ingresó ayer a la segunda jornada de su famoso Carnaval, caracterizado por frenéticos bailes en las calles, desfiles y competencias de multitudinarios grupos en los que destacan ensordecedores ritmos musicales, el color y exuberantes bailarinas.
En Río de Janeiro, capital turística del país y sede de la considerada mayor fiesta popular del mundo, grupos de cientos o de miles de personas bailaban día y noche al son de sambas tocadas con tambores, maracas, panderetas y otros instrumentos.
Los festejantes, en su mayoría jóvenes vestidos con coloridos disfraces y muchachas con mínimas prendas, invadieron calles y parques sacudiendo sus cuerpos con entusiasmo al ritmo de la samba, sazonada con muestras de cariño y cervezas.
Los bares de la ciudad estaban también repletos de clientes que ocupaban sillas extendidas hasta la calle, en una fiesta que comenzó en la tarde del viernes y seguirá sin interrupción hasta la madrugada del Miércoles de Cenizas, cuando comienza la Cuaresma católica.
El carnaval se desarrolla en todo el país, pero se destacan los festejos, además del de Río de Janeiro, de las ciudades de Salvador, Recife y Olinda, en el noreste del país, cada uno con su ritmo y usos propios, aunque todos marcados por el bullicio y el color.
En Salvador, capital del estado de Bahía, en la noche del viernes sorprendió el predominio del rock en el principal desfile, que dejó de lado el tradicional axé, un ritmo cadencioso con toques de origen africano.
El ministro de Cultura de Brasil, el cantante y compositor Gilberto Gil, encabezó con su banda "Express 2223" el principal desfile de enormes camiones con plataforma desde donde se difundía la música y defendió el rock.
"El rock tiene todo que ver con el carnaval. Es la misma actitud, formación, instrumentación, ritmo y melodía. Tiene mucha similitud" con la música bahiana, dijo Gil.
En tanto en Recife, donde las bailarinas de los conjuntos, a diferencia de los de Río de Janeiro o el propio Sao Paulo, visten amplios trajes que cubren todo su cuerpo, la música tradicional es el "maracatu", mientras en Olinda preside el "frevo".
En Río de Janeiro, cuyo concurso de escuelas de samba se televisa a todo el mundo, el dominio es justamente de esa música y de las "marchitas", un derivado de la samba.
En la ciudad el Rey Momo, Marcelo Reis, recibió en la tarde del viernes del alcalde César Maia la simbólica llave de la ciudad y "gobernará" hasta la noche del martes junto a la cimbreante mulata Ana Paula Evangelista, reina del Carnaval.
En la noche de ayer comenzaron los desfiles de las escuelas de samba de la llamada segunda división en el sambódromo, una avenida de 700 metros flanqueada por graderías y palcos con capacidad para 60.000 espectadores donde se realiza el concurso, para el cual las agrupaciones se preparan durante todo el año.
Cada escuela tiene hasta 4.000 integrantes, lujosamente ataviados y con grupos de cimbreantes bailarinas, y desarrolla un tema que se realiza por medio de cantos y enormes carros alegóricos.
Hoy y mañana, las 14 escuelas del llamado Grupo Especial realizarán sus desfiles en la competencia por el campeonato. Las dos que queden en los últimos lugares descenderán para el año próximo a la segunda división, desde la que ascenderán las dos vencedoras. (Reuters) enviar nota por e-mail | | Fotos | | En Río de Janeiro, el Rey Momo, Marcelo Reis, "gobernará" hasta la noche del martes. | | |