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 domingo, 06 de febrero de 2005  
Tres amigos y un secreto mortal que duró 7 años
"Para uno de nosotros, ésta será la última cena", dijo el asesino. El único que rió murió de un cuchillazo

Angie Wagner

Christopher Horn recuerda bien las palabras, y recuerda cómo Bryan Thorne se rió al escucharlas, y se rió solo. Todos los demás que se hallaban en el automóvil esa noche sabían lo que iba a ocurrir. Sabían que para Robert Marquez no se trataba de una simple cháchara. "Para uno de nosotros, ésta será su última cena", advirtió Robert.

Los jovencitos habían realizado una excursión escolar para observar la grabación del programa de televisión "3rd Rock from the Sun". De regreso a sus hogares pararon en un restaurante de comida al paso, y luego se dirigieron a la vivienda de los abuelos de Robert.

Bryan, Christopher y Robert, cuyo apodo era Malvado -aunque él se consideraba un ángel caído-, salieron de la casa para fumar un cigarrillo de marihuana. Chris Sorto y Cynthia Pérez, novia de Robert, permanecieron adentro.

Lo que pasó después quedó grabado en la mente y en la conciencia de Christopher Horn. Durante casi siete años lo obsesionarían a él, a Chris y a Cynthia como una película de horror.

Tal como lo narra Christopher, los jóvenes se ubicaron a un costado de la vivienda y comenzaron a fumar.

Robert sacó un puñal. Sin decir una palabra, se lo clavó a Bryan en la garganta, dice Christopher.

Bryan cayó al suelo, ahogándose en su propia sangre. Poco después murió.

Robert enfiló luego el sangriento puñal hacia el cuello de Christopher.

"No digas una sola palabra", lo amenazó.

Y durante años, Christopher se mantuvo callado.

Robert tenía 19 años. Era bajo, musculoso y con un porte intimidatorio. Vestía ropas italianas, en ocasiones trajes, y siempre parecía poseer dinero y un nuevo par de zapatos. "Realmente vestía con mucho estilo", dijo Christopher. "Parecía tener todo lo que deseaba".

Christopher indicó que algunas veces vio sangre en los costosos zapatos de Robert. El joven aseguraba que pertenecía a la mafia mexicana. En ocasiones contó que había asesinado a algunas personas y que las había descuartizado. También mostraba armas de fuego y puñales, y ostentaba en el cuerpo tatuajes con símbolos satánicos.

Christopher, un adolescente que lucía cabellos de punta al estilo punk y que había sido expulsado de su último colegio por pelearse con otros compañeros, deseaba ser aceptado en el colegio Brea Canyon High, una institución para jóvenes con problemas donde todo el mundo conocía a todo el mundo. Allí conoció a Chris Sorto. Y a Cynthia Pérez, una bella morena. Robert no asistía a ese colegio.

Fue Chris Sorto quien le presentó a Robert a la muchacha.

Cynthia pronto se convirtió en la novia y en la obsesión de Robert. El era muy celoso, y en una ocasión amenazó asesinar a toda la familia si ella se atrevía a abandonarlo.

Bryan Thorne, de 17 años, no conocía a Robert Márquez, pero conocía a su novia. Inclusive circuló la versión de que Bryan había hecho un comentario de índole sexual acerca de Cynthia. Y eso le costó la vida el 13 de enero de 1998.

Dentro de la vivienda de los abuelos de Robert, Cynthia Pérez escuchó un golpe sordo y luego un gorgoteo. Al principio pensó que se trataba de una pelea. Pero cuando llegó el momento de retornar a su hogar, Bryan no subió al automóvil con ellos, y resultaba aterradoramente claro lo que había ocurrido.

"Nadie debe decir una palabra", advirtió Robert. Todos debían contar la misma historia. Que Bryan había decidido bajarse cerca de una tienda de licores, frente a su departamento, luego del viaje.

Cynthia se fue a su hogar y Robert, Christopher y Chris regresaron a la vivienda. Mientras Christopher y Chris se quedaban en el automóvil, Robert retornó a la escena del crimen.

Durante lo que parecieron horas, Christopher escuchó el ruido de un serrucho y de un hacha. Robert regresó con varias bolsas de plástico envueltas en sábanas. Ordenó a Christopher conducir el automóvil hacia el estacionamiento de un supermercado cercano. Una vez allí, colocó las bolsas en un contenedor de basura.

Esa noche Christopher tembló en su cama, la primera de muchas noches de insomnio. El grupo que asistió al crimen mantuvo el silencio. La policía realizó centenares de entrevistas, pero nunca interrogó a Robert. Nadie sabía que él había viajado en el automóvil pues no era compañero de estudios de Bryan.

En diciembre de 1998, el mismo año en que cometió el asesinato, Robert fue a la cárcel por extorsión y secuestro de dos hermanos.

Cynthia estaba al tanto de cuando Robert sería puesto en libertad, y por muy buenas razones. Ella dio a luz al hijo de Robert, Isaiah, días después que el padre fue llevado a prisión.

El año pasado, Cynthia se enamoró de otro hombre y quedó nuevamente embarazada. Y el remordimiento comenzó a ser cada vez más intenso. Finalmente, le hizo una promesa a Dios: "Doy mi palabra. Voy a confesar. Pero quiero pasar primero mi embarazo".

Cynthia dio a luz una niña en marzo. Robert debía ser puesto en libertad en diciembre. Entonces, la muchacha informó a su novio y a su madre, y ambos aceptaron encargarse de los niños si ella iba a la cárcel. En agosto, Cynthia llamó al director del colegio, Robert Phelps.

"Necesito su ayuda", dijo la joven.


El final de la historia
En pocos días, los detectives del condado de Los Angeles localizaron a Christopher Horn. Durante media hora, negó todo conocimiento del asesinato de Bryan. Pero finalmente se quebró. En medio de las lágrimas, comenzó a contar su historia.

Chris Sorto fue el siguiente en confesar.

Los detectives finalmente enfrentaron a Robert, ahora de 27 años, y dijeron que admitió haber asesinado y descuartizado a Bryan. Pero se declaró culpable y a principios de febrero comenzaba su cita con la Justicia. Si lo declaran culpable, podría enfrentar una pena de 50 años o cadena perpetua.

En cuanto a los amigos de Robert, la fiscalía no piensa presentar cargos contra Cynthia, Christopher o Chris. (AP)
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Roberto Márquez, el asesino confeso.

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