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 domingo, 06 de febrero de 2005  
Punto de vista: Una consigna no del todo cierta

U.G.Mauro / La Capital

Si tras la catástrofe de República Cromañón las autoridades porteñas encontraron, entre peloteros, boliches, bares, hoteles y demás, cerca de 80 mil establecimientos en infracción, es porque antes nadie inspeccionó ni controló un corno.

Hecha la trampa, sanción de la ley. Es lo que debería pasar, creo. Si hay coimeadores y coimeros que miraron para otro lado, seguramente debe haber algún tipo de sanción prevista, escrita en negro sobre blanco en algún lado para estos casos.

"La culpa no es del rock ni de las bengalas; la culpa es de la corrupción". Contundente la consigna, bastante cierta. Claro que el rock no tiene la culpa, y a ninguna bengala se le ocurre encenderse sola ni decide asesinar a cientos de pibes. Hace falta alguien que decore un ámbito con materiales inflamables y nadie le diga nada, soborno o imbecilidad mediante. Y también hace falta un inescrupuloso criminal contador de billetes que obsesionado cuide que nadie se cuele a un espectáculo cerrando con cadenas, candados o lo que sea, las salidas de emergencia, si es que están.

Pero ojo, che. Para que mueran tantos pibes también hacen falta un par de mentiras, de falsas "místicas" rockeras que pretenden unir bengalas y música. Ya que nos gusta mirar tanto para afuera, vale preguntarse qué pasaría entre los fans europeos si a los Rolling o a McCartney se les ocurriera entrar cuatro horas más tarde a un escenario. ¿Los perdonarían en nombre de la mística rockera o les entablarían demandas?

Hay idolatrías que llevan hasta al desconocimiento de nuestros derechos como consumidores. Si un señor o señorita compra discos de rock o de empanadas, va a conciertos de rock o de pandereta, aquí o en donde sea está "consumiendo", está pagando por algo. Y resulta francamente preocupante que opte por no recibir inmediatamente la contrapartida de lo que abonó. Aunque el "consumido" sea Charly García y lo deje parado seis horas en el medio del campo en nombre de la mística y de la idolatría.
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