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 domingo, 06 de febrero de 2005  
Combustibles. Un negocio bajo el signo de la concentración
Las estaciones quieren tener la manguera
Las petroleras marcan las pautas del mercado. Estacioneros prevén un aumento importante del GNC

Claudio Berón / La Capital

El negocio de los combustibles atravesó distintas etapas en los últimos años. La concentración y las estaciones de bandera marcan el pulso en las bocas de expendio. Mientras las petroleras quieren lograr un precio unificado de los combustibles líquidos en el Cono Sur -sin ir más lejos en Brasil el litro ronda los $3- puertas adentro la disputa es entre las estaciones de bandera blanca y las que corresponden a las petroleras. Por otro lado, la incertidumbre del precio futuro del gas natural comprimido, GNC, hace que los empresarios saquen nuevos números.

El negocio del GNC muestra fisuras. El milagroso gas permitió fuertes ahorros en movilidad, pero todo anuncia que en marzo el precio se modificará escalonadamente, hasta lograr su techo a mediados del 2005. Los más optimistas lo sitúan alrededor $1 el metro cúbico.

En Santa Fe hay alrededor de 1.100 estaciones de servicio, que incluyen unas cuarenta de GNC. Las petroleras tienen contratos definidos como "leoninos" por algunos estacioneros, son las de "bandera". Otros empresarios sostienen que el negocio se "enrareció".

Las estaciones de combustible, alrededor de 110 en Rosario, se dividen entre las de bandera blanca, independientes, y las de "bandera". De bandera blanca hay cerca de 25 y no tienen contrato de exclusividad con las petroleras.

Este tipo de estaciones compra a un distribuidor, comerciantes que adquieren por volúmen a las petroleras. Esto les reduce a las estaciones el margen de ganancia. Por otra parte, el precio libre hace que la competencia sea muy dura.

El proceso de transferencia de manos en el negocio se dio entre los particulares pymes y las grandes empresas que compraron las bocas. "El pyme más chico que no hizo bien los deberes y que se quedó sin mercado se fundió", explicó Walter Costa, titular de Faeni, Federación Argentina de Expendedores de Nafta del Interior.

La mayoría de las estaciones son las llamadas de bandera, exclusivas de las petroleras. Las compañías abastecen e identifican las estaciones con su marca y su marketing, pero los dueños siguen siendo particulares . "El margen del negocio con esta modalidad bajó, si antes era de cerca de un 7 por ciento ahora se trabaja con un 4% por ciento y rasguñando. Se termina gerenciando el propio negocio y se corre con todos los riesgos. Tanto es así que un 70 por ciento del combustible que está en los tanques se termina vendiendo por cuenta y orden de la petrolera, como consignación. De esta forma se trabaja para la compañía y no para uno", explicó Costa.

Los estacioneros, en este panorama de concentración y cambio, buscan proteger su negocio de distintas maneras. "En este momento estamos en lograr a nivel nacional una ley de comercialización de hidrocarburos, es necesario regular el mercado. En Estados Unidos no se encuentra una sola estación de bandera, ¿por qué en Argentina son mayoría?", se preguntan.

Para Costa la ecuación es simple: "En Argentina una misma empresa puede explorar, refinar, y comercializar. Para completarla le venden a su red más barato que a las estaciones pymes. Así es imposible sobrevivir".

En el 2004 las cámaras del sector presentaron en Diputados un proyecto en el cual plantean que las empresas no pueden tener estaciones propias y que debe respetarse una distancia mínima entre bocas. "Es tal la desregulación que llega a haber tres estaciones en una misma ochava, sobre todo en Rosario, donde hay sobrepoblación de estaciones" acotó Costa.

La torta está definida: "La gran parte del mercado en cuanto a volúmen de litros expendidos la toman las estaciones de bandera, las petroleras".

Los empresarios aseguran que "las empresas generaron una tarjeta electrónica que fideliza el cliente, por lo tanto la ganancia se reduce al 3 por ciento o menos, ya que la compañía toma al cliente de tarjeta como un cliente propio. Esto pasa mucho en el campo, donde el gas oil es fundamental".

La petrolera, con el cliente fidelizado, reduce la comisión al estacionero, a esto se suman bonificaciones propias de la tarjeta y otros beneficios. "En el campo te queda el remise, el particular y la chatita, pero el grueso te lo sacan", se quejan los hombres del sector.


El gas milagroso
A partir de la devaluación, hace ya tres largos años, la transferencia del mercado fue de los líquidos al GNC, que a un precio mucho menor se impuso en el transporte.

Mientras Brasil tiene una población superior y un mayor parque automotor, los autos a GNC no llegan a un millón. En Argentina, en cambio, hay un millón y medio de autos. "El parque automotor más grande del mundo con GNC lo tenemos nosotros", dice Costa. En el país hay 1.100 estaciones de GNC y en Rosario cerca de cuarenta.

Para los empresarios, el negocio del gas será para las petroleras. De esta forma un negocio "hecho por pymes, que fabricaron los equipos, compresores y accesorios, generaron un excelente negocio, que ahora va a ser aprovechado por las petroleras".En este marco, enfatizan que "antes los combustibles eran tarifas, ahora son precios. El gas sigue siendo una tarifa pero hay dos decretos presidenciales que lo van a convertir en precio".

Como ejemplo, apuntan; "desde 1982 las estaciones compraron siempre a Litoral Gas el GNC, pero a partir de junio las distribuidoras no podrán vender más gas a las estaciones y habrá que comprar a comercializadoras o bien a productoras", disparan los empresarios. En cuanto al futuro, anuncian que "se van a producir dos saltos entre febrero y junio" y lo explican por medio del sentido común. "El GNC no se puede exportar, no puede congelarse ni envasarse para llevarlo afuera, por lo que el precio lo pone el mercado y para que sea rentable debe valer más", concluyó Rubén Fernández, de la cámara local. Para los empresarios, el precio de los líquidos también está comprometido, y los que más sufrirán las consecuencias serán las estaciones de bandera blanca, que tendrán que buscar en la competencia la mejor oferta. "Este es un momento para pelear con las armas que tenemos".
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Las pymes buscan sobrevivir en un negocio concentrado.

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